Entre la vida y la muerte
Hay quien dice
que soy real y hay quien afirma que solo soy una invención. Puede que sea ambas
cosas a la vez, porque en ocasiones me siento vivo y en otras, muerto.
Me siento vivo en
las manecillas de un reloj, en el cantar de un cuco, en la impaciencia de quien
espera, en quien consulta la hora. Me siento muerto en el monje que medita, en
la flor que vive ajena a mí, en la trabajadora hormiga que nunca mira ningún
reloj, en la montaña, en el río o en quien se olvida de mí.
Pero de lo que
quiero hablar es de lo que me ocurrió cuando ese excéntrico pintor tuvo el
atrevimiento de pintar esos relojes blandos, inconsistentes, derritiéndose como
si fueran de mantequilla.
Cuando acabó su
obra, enseguida me di cuenta de que veía todo de manera más real, más nítida. Perplejo,
descubrí que sobre mi cabeza había un reloj de arena y vi como los granos iban
cayendo. ¡Aquel cuadro me hizo darme cuenta de que también existía el tiempo
para mí!
Nunca hasta
entonces había pensado en ello. Yo era el tiempo y me creía eterno a pesar de
hacer mortales a los demás. Desde aquel momento, entendí que ¿cómo iba yo a ser
eterno si soy lo contrario a la eternidad?
Se me ocurrió
luchar contra ella, pero no pude hacerlo porque la eternidad es demasiado
hermosa. Conmigo, todo tiene un final. Con ella, todo tiene un principio.
Así que aguardo a
mi último aliento, sin angustia, con aceptación. Ella, la eternidad, debe
ganar, no yo. Aún quedan muchos granos por descender en mi reloj de arena, pero
ya he pensado en lo que haré cuando los últimos granos estén a punto de caer.
Entraré en el
cuadro y me convertiré en ese ser que duerme en un tranquilo paisaje marino,
con el reloj blando cubriendo mi espalda. En cuanto me sumerja en la pintura, dejaré
de existir y todos los relojes de este planeta se volverán tan blandos e
inconsistentes como los que pintó ese atrevido artista.
¡¡¡Reto!!! Esta vez he escrito mi relato inspirándome en la obra La persistencia de la memoria de Salvador Dalí. Te animo a que elijas un cuadro que te guste y escribas inspirándote en él.
Qué buen relato nos regalas, muy original y evocador. Me encantó.
ResponderEliminarQué alegría saber que te ha gustado Ana, muchas gracias!!! 😄
EliminarPrecioso relato.
ResponderEliminarTe agradezco mucho el comentario, Javi!! 😊
EliminarBueno, yo creo que no existe la eternidad, pero sí la impuntualidad.
ResponderEliminarjajajaja sí, la impuntualidad existe demasiadas veces 🤣
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