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Mostrando entradas de marzo, 2022

Sobre las nubes

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  Sentado a una mesa y con una copa de vino en la mano, esperaba. Miré mi reloj, había transcurrido ya una hora. Aunque me encontraba sobre las nubes, no tenía la menor esperanza de ir al cielo. Era demasiado avaro y mentiroso. Mientras pensaba en esto , un pájaro azul con el pico naranja se posó sobre mi sombrero y no se movió de allí. Repentinamente, las nubes se agitaron, derramándose el vino de la copa. Sentí miedo, aunque la compañía de aquel extraño pajarillo me infundió valor. ― Tienes otra oportunidad ― me dijo, y volví a la vida.   ¡¡¡RETO!!!   con este microrrelato participo en la original iniciativa de Lídia Castro Navàs.   Estas son las condiciones para el reto de marzo: Crea un microrrelato o poesía (máx. 100 palabras) inspirándote en la carta. En tu creación debe aparecer el objeto del dado: reloj. Podéis encontrar más información en  Escribir Jugando del Blog de Lídia. 

Locura

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Presioné el botón para que bajase el ascensor. Cuando se abrió la puerta grité aterrorizada. ¡Había un cadáver dentro! Se trataba de un hombre. Estaba cubierto de sangre y tenía los ojos abiertos, vidriosos. Rápidamente saqué el móvil de mi bolso y llamé a urgencias. Acababa de darles la dirección de la vivienda y colgar la llamada, cuando de pronto, el hombre parpadeó.   ― Por favor, no se mueva. He llamado a urgencias, enseguida vendrán ― le dije sin saber qué hacer. El hombre empezó a moverse lentamente hasta incorporarse y ponerse de pie. Seguidamente caminó hacia la salida. ― ¡Espere! ¿A dónde va? ― le pregunté atónita. El hombre no me respondió. Abrió la puerta, salió a la calle y se quedó parado allí, tembloroso. Tras unos minutos llegó la ambulancia. Sin embargo, cuando los sanitarios se bajaron del vehículo no repararon en el hombre.   Entraron en la casa. Al cabo de un rato llegó la policía y todo el tiempo estuvieron frente al ascensor. Perdí los estribos y les

El Bosque Maldito

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  Agrimar era un rey que estaba harto de la rutina del palacio, de sus súbditos y de la esposa que no le había dado ni un solo hijo varón. Era un rey muy déspota y mientras el pueblo pasaba hambre, él se deleitaba con los más lujosos festines. Una mañana, estaba asomado al balcón cuando vio un colibrí. Era la primera vez que el rey veía uno y se quedó contemplándolo absorto un rato. Repentinamente, el colibrí voló hacia él y se posó en la barandilla. ―Tengo algo que deciros, Agrimar. El rey se quedó perplejo al oír hablar al pájaro. Se frotó los ojos e incrédulo volvió a mirar al colibrí. Este continuó diciéndole con naturalidad: ―Debéis acudir al Bosque Maldito para romper un maleficio. Para ello necesitaréis la espada que Jonás, el mejor herrero del reino, fabricará para vos. Tras decir estas palabras, el pequeño colibrí se alejó volando. Agrimar gritó: «¡Espera!», pero el pajarillo no volvió. El rey entró dentro de su aposento real y comenzó a pasearse en círculos. Una extraña se