Victor Florence Pollet , Séléné et Endymion Como cada noche, tumbado sobre la hierba, Endimión contemplaba la Luna. El pastor no sabía que a quien miraba, en realidad, era a la diosa Selene. Aquella misma noche, cuando Endimión se quedó dormido, Selene decidió bajar a la Tierra. La diosa se inclinó sobre él acariciándole dulcemente sus cabellos negros. Endimión se despertó y al verla le preguntó sorprendido: ― ¿Quién eres? ― Soy Selene, la diosa de la Luna. Él la miró con fascinación. La diosa resplandecía derramando sobre él sus suaves rayos plateados. Tras unos instantes el pastor le preguntó: ― ¿Y cómo siendo una diosa estás aquí conmigo, un simple mortal? ― Porque todas las noches me miras y tu mirada me hace feliz. ―¿Todas las noches? Selene rio. ―Sí, Endimión. ¿Acaso no contemplas la Luna cada noche? Debes saber que a quien miras es a mí. ¿No ves que oscuro está el cielo ahora? Endimión alzó los ojos y se asombró ante la insondable oscuridad del fi...
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