La limosna
Le acababan de robar el bolso. En él lo llevaba todo: la cartera, las llaves, el móvil... Estaba lejos de su casa, por lo que para volver necesitaba que alguien le diese dinero para el transporte. Por eso, comenzó a pedir ayuda a la gente que pasaba por la calle, pero no recibía más que miradas cargadas de desconfianza.
Cuando estaba al borde de la desesperación, la joven vio a un hombre sin hogar que estaba sentado en el suelo haciéndole un ademán para que se acercara. Se trataba de un anciano. La muchacha pensó que quería pedirle limosna, así que se dio media vuelta y se dispuso a alejarse de él para continuar buscando a alguien que pudiese ayudarla.
De pronto oyó una voz que le decía:
―¡Oye joven! ¡No te vayas, espera!
La muchacha se giró sorprendida. Se trataba del mendigo. Observó como el hombre se puso en pie con cierta dificultad y dio unos pasos hacia ella.
―Te he oído decir que te han robado. Toma ―el anciano abrió su mano ofreciéndole varias monedas.
La muchacha se quedó estupefacta. Dudó unos instantes, pero finalmente cogió las monedas de la mano del mendigo, dándole las gracias reiteradamente y prometiéndole que regresaría para devolverle el dinero.
Desde aquel día, la joven contó a todo el mundo lo que le había ocurrido y comenzó a recaudar donativos. No solo le devolvió el dinero al anciano, sino que consiguió que nunca más tuviese que vivir en la calle.
¡¡¡Reto!!! Esta leyenda urbana la he escrito basándome en una historia real. La propuesta de escribir un microrrelato sobre una leyenda urbana la hace David Rubio en su fantástico blog El Tintero de Oro. Si quieres participar en su microrreto, haz clic aquí.
Aún más bonita si es real.
ResponderEliminarSí, es real y como me sorprendió mucho por eso se me ocurrió escribir sobre ello. Gracias por tu comentario!!
EliminarQué bonito, Cristina. Un relato que desmonta prejuicios y va directo al corazón. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias Marta!! Sí, historias como esta hay muchas, ojalá se difundan y lleguen al corazón de todxs, como ha llegado al tuyo. Un abrazo!! 🥰
EliminarUna bonita historia con un gran final. Un saludo
ResponderEliminarCuanto me alegra que te haya gustado, gracias y un saludo!!
EliminarHola, Cristina. Chapeau! Has escrito y compartido todo un ejemplo de lo que es una leyenda urbana. Tiene todos los ingredientes, esa verosimilitud de que está basada en un hecho real, la situación de necesidad de la protagonista que nos puede pasar a cualquiera y el prejuicio frente al mendigo lo que nos lleva a la moraleja tan maravillosa como crítica con nuestra sociedad como es la falta de empatía que nos rodea y el hecho de que solo quien conoce la miseria es capaz de echar una mano. Además, la narras con ese tono conversacional y esa fluidez que hace que la leamos del tirón. Una leyenda urbana ejemplar. Enhorabuena! Un abrazo!
ResponderEliminarHola David, escribir es algo que me parece maravilloso y tener lectores/as como tú lo es aún más. Esta historia la leí o la escuché en las noticias y recuerdo que me dejó muy impresionada. Como dices, tenemos tantos prejuicios y tan poca empatía con los demás, especialmente con las personas necesitadas, que no vemos la verdadera realidad. Y la verdad es, como bien dices, que quien conoce la miseria suele ser quien más echa una mano. Te agradezco muchísimo tus palabras, David y también gracias por tu artículo sobre las leyendas urbanas, sin ti nunca habría escrito esta historia. Un abrazo!! 🤗
EliminarComo dice David un relato con todos los ingredientes. Has "cocinado" una leyenda urbana que, además, al ser real, es todavía más poderosa. Esperemos que mucha gente la lea y la oiga para que se replique en muchos lugares. SAludos.
ResponderEliminarSí, Ana, ojalá historias como esta se difundan más y cambiemos nuestra forma de mirar a las personas siempre juzgándolas por su apariencia y en base a nuestros prejuicios. Muchas gracias por tu comentario y saludos!! 😃
EliminarHermoso caso de humanidad. Me pregunto cuantas historias hay en los mendigos que todos desconocemos?
ResponderEliminarSí, Jose justamente eso me pregunto yo también. Hay personas increíbles que viven en la calle, y muchas veces las vemos y miramos a otro lado. Es muy triste. Hay que cambiar nuestra manera tan fría de actuar. Ninguna persona debería vivir en la calle. Gracias por tu comentario!! 😊
EliminarMe gusta, ya lo creo. En mi caso, por el centro de la ciudad corría una urbana, al revés de la tuya, pero hiperbólica, que resulta por el caso de un pordiosero a quien le entregó un hombre anónimo en un sobre 6.000 euros. Tanto arraigo, que en ese punto del casco antiguo, deambulan muchos necesitados a la busca del sobre (porque al parecer uno o dos caso más se dieron) Existe algún tipo de explicación : Como en todos los barrios monumentales, abundan las iglesias y monasterios históricos, y muchas personas salen de sus respectivas acciones eucarísticas con un propósito de enmienda, que en su concepto y debido a la inmensa riqueza que algunos poseen, hácense a sí mismos promesa de donativo anónimo.
ResponderEliminar¡Me gusta tu estilo!
Me alegro mucho de que te haya gustado Juan. Pienso, que más que la cantidad de dinero es la calidad con la que das el dinero aunque sea un poquito. Quizás interesarnos más por las personas sin hogar, pensando en cómo ayudarlas, llevando a cabo acciones aunque sean pequeñitas. Creo que lo más importante, al fin y al cabo, es no mirar para otro lado, sino ver la situación y a las personas tal y como son y ayudarlas en lo que podamos. Gracias por tu comentario!!
EliminarLos mendigos se han convertido en los grandes invisibles de nuestra sociedad. Preferimos no verlos, no cruzarnos con ninguno, no toparnos con la miseria que les acompaña para así no tener que oír a la voz de nuestra conciencia. Pero están ahí, y a veces incluso nos hacen un favor....Buena forma de romper prejuicios. Muy bonito...
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, Matilde. Es así, y eso es precisamente lo que me parece que hacemos muy mal. Mirar a otro lado, cuando alguien está sufriendo. La conciencia es el mayor tesoro que tenemos, ¿por qué luchamos por acallar su voz, en lugar de escucharla? Hay un proverbio hindú que Dominique Lapierre hizo famoso: "Todo lo que no se da se pierde", ojalá lo tuviésemos más presente. Muchas gracias por tu comentario!!
EliminarAunque el mendigo, mendigo se queda, la buena acción ahí queda. Mañana nadie se acuerda de ella. Peor es no hacer nada aunque el resultado sea el mismo que hacer algo.
ResponderEliminarQuizás podamos hacer más de lo que creemos para que las cosas buenas no caigan en el olvido. Parece que aunque hagas algo no sirve de nada, pero creo que sí que sirve, y mucho más de lo que pensamos. Creo que si nos centrásemos más en hacer algo sin importarnos tanto el resultado todo estaría mejor. Nos venimos abajo por el pesimismo y las excusas y es no actuar como nos dice el corazón lo que en realidad nos carcome por dentro. Mira, esta es una leyenda que me parece preciosa, al principio no la entendí pero cada vez me doy más cuenta de la sabiduría que contiene: https://www.youtube.com/watch?v=TlG4bDuveXg&t=119s. Espero que te guste!! 😉
EliminarMuy buena historia. Me ha gustado mucho y está narrada maravillosamente. Además , se agradece el final feliz, que tanta falta hace en estos días. Muy buen trabajo. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Pedro!! Qué alegría me da saber que te ha gustado. Saludos!!
EliminarPreciosa historia. Y si además es cierta, nos quedan muchas esperanzas como humanidad. Ojalá sea contagioso. Te felicito..
ResponderEliminarSaludos
Sí, es cierta. Claro que nos quedan muchas esperanzas como humanidad. Historias como esta seguro que hay muchas, lo que pasa es que lo bueno se difunde menos que lo malo. Eso es lo que creo que deberíamos intentar cambiar entre todxs. Muchas gracias Juana y saludos!!
EliminarQué linda historia, y pensar que está basada en hechos reales, eso la hace aún mejor. Me alegro que hayan podido ayudar a ese buen hombre, que bien se lo merecía. Como dicen: las buenas acciones, al final tendrán una recompensa.
ResponderEliminar¡Me encantó el micro!
Un saludo.
Así pienso yo también, Cynthia que más tarde o más temprano todas las buenas acciones tienen su recompensa!! Muchas gracias por tu comentario y saludos!! 👋
EliminarMuy buena leyenda urbana, todo un ejemplo de generosidad y empatía, así como también un micro con una moraleja potente sobre los prejuicios que protagonizamos en nuestra sociedad. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarCuanto me alegra que te haya gustado Carles!! A ver si entre todxs conseguimos cambiar esa enorme cantidad de prejuicios que tenemos y de los que a veces no nos damos ni cuenta. Gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarMe ha parecido maravillosa la paradoja de la nueva mendiga huyendo del mendigo clásico, wue apiado de ver a la chica fuera de su zona de confort que era precisamente la zona de confort (por mucho que le pesara), del indigente.
ResponderEliminarEl propósito de enmienda la disculpa, pero la primera impresión pesa mucho
Saludosss
El hecho de que nadie ayudase a la chica, nos dice mucho de como actuamos normalmente y es que primero juzgamos a la persona basándonos en la apariencia sin saber absolutamente nada de ella. Eso es precisamente lo que deberíamos cambiar. Gracias por tu comentario y saludos!!
EliminarUna historia con una gran enseñanza. Y es que los prejuicios nos hacen muchas veces comportarnos injustamente con el prójimo.
ResponderEliminarUn saludo.
Estoy de acuerdo contigo, Josep: los prejuicios nos hacen cometer muchas injusticias. Muchas gracias por tu comentario y un saludo!! 😊
EliminarHola, Cristina. Este relato enseña las dos caras de la moneda de la humanidad. Los que pasan de largo ante la necesidad de otro y la ayuda del pobre. Un relato con leyenda urbana moraleja. Muy bien.
ResponderEliminarHola!! Te agradezco mucho el comentario. Me estáis animando mucho con vuestras palabras. Gracias de corazón!! 😊
Eliminar¡Hola, Cristina!, un relato blanco donde se pone de manifiesto que la solidaridad existe, o puede existir, que no es una leyenda. Estupendo.
ResponderEliminarUn saludo, compañera.
Hola, Tara!! Claro que sí, que hay personas maravillosas dispuestas siempre a ayudar a los demás y que muchas de ellas, desgraciadamente, son personas sin hogar. Ojalá un día consigamos que nadie tenga que vivir en la calle. Muchas gracias y un saludo!!
EliminarHola Cristina, creo que es la primera vez que te leo y además, tienes el mismo apellido de David, lo mismo hasta sois familia. jeje. El diálogo ha sido muy bueno. Me quedo con los prejuicios hacia la mendicidad. Me quedo con esa lección del final de la historia. Gracias por compartirla. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Emerencia!! Qué alegría que hayas descubierto este blog y que hayas leído esta historia. Jajajaja, sí, David y yo tenemos el mismo apellido, es una casualidad 😄. Estoy encantada con tus palabras. Una abrazo!!
EliminarHola, Cristina. En tu relato nos muestras dos claros ejemplos de prejuicio. Por un lado tenemos la desconfianza hacia los desconicidos que piden ayuda en la calle, a los que esquivamos pues seguro que son unos estafadores. Por otro nuestro rechazo hacia los sin hogar, perdonas como tú y como yo que no han encontrado mejor forma de sobrevivir.
ResponderEliminarMuy buen trabajo. Felicidades.
Hola, Bruno. Así es, lo has descrito perfectamente: la desconfianza y el rechazo hacia quien nos pide. No lo habría dicho mejor: "personas como tú y como yo". Cualquiera de nosotrxs podría estar en esa situación. Muchas gracias por tu comentario, de corazón. Un abrazo!! 🤗
EliminarQué historia más bonita, Cristina. Y me alegro de que sea real. Me ha gustado mucho. Ojalá el mundo estuviera lleno de personas como las de tu relato, sería mucho más bello. Saludos!
ResponderEliminarSí es verdad Mayte, muchas personas así es lo que hace falta. Muchas gracias y saludos!! 😄
EliminarHola Cristina. Una leyenda urbana en toda regla, en la que se muestra que no suele ser quien más tiene el más generoso, sino al contrario. Final feliz, ojalá la realidad fuese siempre así. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Jorge!! Te agradezco mucho el comentario. Saludos!! 😊
EliminarHola Cristina una leyenda muy bonita y da gusto pensar en que algo así pueda suceder
ResponderEliminarComo dicen los compañeros ojalá en el mundo existieran personas como tus protagonistas.
Un final para aplaudir un buen rato
Un abrazo
Puri
Hola!! Sí, y pienso en la cantidad de historias bonitas que habrá y que no conozcamos... Muchas gracias y un abrazo!! 🤗
EliminarHola, Cristina! Una bonita leyenda, que además podía ser perfectamente verdad, ya que lo que más ayudadn, curiosamente, son los que menos tienen. Un saludo!
ResponderEliminarHola, Ana!! Sí, la historia es real, los diálogos y muchas cosas más son invención mía, pero que a una chica le robaron y que pidió ayuda y que solo le ayudó el mendigo y la chica recaudó fondos para ayudarle a él, es totalmente cierto. Muchas gracias por tu comentario y un saludo!!
EliminarHola Cristina , una bonita historia con un final feliz
ResponderEliminarme a gustado mucho tu micro te felicito , saludos de flor.
Hola, Flor!! Qué alegría saber que te ha gustado. Muchas gracias por tu comentario y saludos!!
Eliminar¡Hola, Cristina! qué fluida y hermosa es esta historia, que sea real o no, en tu narrativa la haces tan real que vemos el suceso como si lo estuviéramos presenciando en vivo.
ResponderEliminarQuizás lo más irreal sea eso de que no volvió a vivir en la calle, porque siendo un anciano, es difícil que se adaptara a otro estilo de vida. En mi país, hay muchos mendigos que tienen más casas que los que le dan las limosnas, pero su vida se cifra en ese mendigar, se han acostumbrado tanto a eso que allí está su propósito.
Me agradó leerte. Buen fin de semana.
Hola!! me alegra mucho que te haya gustado. Supongo habrá casos de todo tipo. La historia que he escrito está basada en la realidad. Muchas gracias por tu comentario y buen fin de semana para ti también!!
EliminarAdemás de ser una leyenda urbana en toda regla, es tan sencilla como preciosa.
ResponderEliminarBuena aportación.
Un abrazo.
Muchas gracias Macondo!! Qué alegría leer comentarios tan bonitos. Un abrazo!!
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