Matemáticas


Las matemáticas nunca han sido lo mío. Me empeciné en estudiarlas y en entenderlas. Incluso soñé que me convertía en un genio de los números. Sin embargo, cuanto más me afanaba, más lejos me sentía de mi objetivo. Por más que insistía, por más horas que me dedicaba a realizar operaciones y resolver problemas no conseguía tener agilidad con los números. 

Pero nada ni nadie me hacía darme cuenta de ello. Yo seguía y seguía persistiendo en mejorar mis destrezas matemáticas. Hasta que un día descubrí al número áureo también conocido como la divina proporción o el número Phi. Cada tarde leía un libro sobre él, sorprendiéndome de su presencia constante en la naturaleza y en el arte. 

Una de aquellas tardes, mientras leía aquel libro, el número áureo se elevó por encima de las páginas. 

—Me llamo Phi (Φ) y quiero decirte algo. 

Yo lo miré fascinada. El símbolo Φ flotaba sobre el libro y brillaba como el oro. Contuve la respiración y aguardé a que continuase hablándome. 

—Veo que estás leyendo mucho sobre mí.   

—Sí, así es —dije tímidamente.

—¿Crees que soy hermoso?

—Sí, lo eres.

—¿Soy hermoso yo o lo que se crea gracias a mi presencia?

Dudé unos instantes, después me sorprendí respondiéndole: 

—Lo que se crea con tu presencia.

—¿Por qué estudias matemáticas?

Yo aparté de él mi mirada. Quería decirle que era porque me fascinaban, porque eran impresionantes, porque se me daban muy bien…pero, nada de eso hubiese sido cierto. 

—Porque son importantes.

—¿Y por qué son importantes?

—Porque todo está basado en las matemáticas. Detrás de cada cosa estáis los números. 

—Lo que dices es cierto. Sé que te gusta la música, porque siempre que lees sobre mí estás escuchando alguna obra musical. Dime, ¿cuando escuchas música piensas en las matemáticas que la sostienen, o simplemente disfrutas de su belleza?

Una vez más deseé responder con algo adecuado, pero ante el número áureo me sentía incapaz de mentir, sólo podía ser totalmente sincera. 

—Definitivamente no pienso en los números que hay detrás de ella. La escucho y me maravillo de su belleza sin pensar en cómo está construida. 

—¿Y cómo te sientes cuando estudias matemáticas?

—Como si estuviese ante un reto constante. Me resultan difíciles pero pienso que con esfuerzo y trabajo puedo lograr dominarlas. 

—¿Disfrutas estudiándolas?

Bajé la cabeza de nuevo, y dije con aflicción:

—No, en realidad no. 

—¿Y no preferirías estudiar algo que te hiciese disfrutar? ¿Algo que sintieses que se te da bien?

—Sí, claro. Pero lo que a mí me gusta no me dará trabajo. 

Phi se rió. 

—¿Acaso el trabajo es lo único que importa?

Le repliqué algo ofendida:

—A mí me importa bastante. 

—¿Cuánto tiempo hace que estudias matemáticas?

Yo apreté mis labios, no deseaba responder, pero una fuerza me impelía a hacerlo. 

—Cuatro años. 

—¿Has encontrado trabajo ya, o tienes expectativas de encontrarlo?

—No, por el momento no. 

—Entonces quizás te interese lo que voy a decirte. 

»Los humanos intentáis entender la belleza y por eso me habéis descubierto. Sin embargo, si simplemente os maravillaseis ante la belleza sin intentar ir más allá, seríais mucho más felices. 

»Debes saber que intentar entenderlo todo, conocerlo todo, darle un sentido a todo, hace que no disfrutéis de la belleza de las cosas tal cual se manifiesta. Siempre queréis ir más allá, desvelar el misterio que envuelve las cosas y eso crea un vacío en vuestra existencia.

»En la antigüedad los humanos miraban con ojos inocentes, eran como niños sorprendidos continuamente ante el milagro de la vida. Y la explicación de la mayoría de las cosas que no entendían la basaban en la magia. 

»Ahora en cambio, sois seres puramente racionales que os sorprendéis muy pocas veces y buscáis siempre explicaciones en la Ciencia y en nosotros, los números. Y cuando no hay una solución numérica que pueda explicar algo, dejáis el tema de lado, apartándolo e incluso invisibilizándolo. Ya no queréis hablar de magia.  

»Ver siempre a través de las matemáticas es como querer ver solo el esqueleto de las cosas. Un esqueleto sin duda es hermoso pero lo que le rodea también lo es. Queréis ver lo oculto sin saber apreciar lo que se ve a simple vista. 

»Aprende a mirar con otros ojos, y te darás cuenta de lo que realmente te importa a ti. Eso es lo único en lo que debes pensar. Si quieres contemplar mi belleza, no me estudies en los libros, mírame en una obra de arte, mírame en la concha de un caracol o en una planta. Observa mi presencia sin tratar de entenderla ni si quiera conocerla. Solo disfruta de la belleza que creo. 

»Además, tienes que entender que a algunas personas les resultamos fascinantes los números y tienen facilidad para entendernos sin embargo, tu no tienes ese don y lo sabes perfectamente. 

»Así que hazte un favor: encuentra lo que te hace feliz y dedícale a eso todo tu esfuerzo. No pierdas el tiempo en cosas que los demás te dicen que son importantes, busca cosas que te gusten y haz que sean importantes para ti. 

Tras estas palabras, Phi fue desvaneciéndose hasta desaparecer. Me quedé pensando en todo lo que me había dicho. Y sentí que me había dado muy buenos consejos y que valía la pena hacerle caso. Dejé de estudiar matemáticas y me dediqué a lo que todo el mundo me decía que no me daría de comer: escribir. 

Es verdad que no vivo de mi escritura. Pero lo que sí es cierto es que me llevo mejor con las palabras que con los números. Aunque a veces pienso si no estaré haciendo lo mismo que hacía antes. ¿Acaso no se parecen un poco las letras a los números, las palabras a las cifras? Trato de no darle muchas vueltas a este asunto y centrarme en lo que realmente me importa: soy más feliz escribiendo que estudiando matemáticas. Esa es la pura verdad. 

¡¡¡RETO!!! Escribe un relato sobre un tema intentando no pensar demasiado. Trata de escribir sin parar durante cierto tiempo sobre dicho tema y luego ve dándole la forma de una historia realizando las correcciones necesarias. 

Comentarios

  1. Precioso relato Cristina. Cuánta verdad encierra, hablar de magia, encontrar lo que nos hace felices. Muy sabio el Sr. Phi. Felicidades! Un abrazo!

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    1. Cuánto te agradezco tu comentario, Mayte. Me alegra mucho que te haya gustado. Un abrazo!! 🤗

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  2. ¡Hola, Cristina! Tu texto me ha fascinado. Pienso que la Historia de la Humanidad es la historia de unos seres que buscan respuestas a su existencia, ese es el motor de nuestro pensamiento y de la ciencia, pero como apunta Pi ¿qué pasará el día en el que nuestra mente racional sea capaz de dar respuesta a las grandes preguntas? Ese día, me temo, marcará el final de nuestra historia. ¿Cómo vivir sin la magia de lo desconocido? ¿Cómo existir sabiendo, sin ningún género de dudas, la respuesta al origen de todo, al por qué estamos aquí o qué hay más allá de la muerte? Ese día dejaremos de buscar y caeremos en un estado de melancolía.
    Por otro lado, precisamente, esta semana hablando con mi hijo llegamos a esta cuestión: ¿el universo está sujeto a unas leyes físicas y matemáticas que nuestro cerebro racional puede comprender? O bien ¿el universo parece estar sujeto a esas leyes porque es la única forma que nuestro cerebro puede comprenderlo? En el caso de la primera opción, estremece pensar que el universo tenga unas leyes ordenadas, en el segundo, jamás podremos llegar a comprenderlo puesto que estamos limitados a nuestra visión matemática.
    Me encantan estos temas y podría pasarme horas hablando de ellos, perdona pues que te haya soltado este rollo, ja, ja, ja.. Un abrazo!

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    1. Hola, David!! Pues me parecen muy interesantes todas las preguntas que planteas. No puedo imaginar un mundo en el que supiésemos con certeza las respuestas a las grandes preguntas. Ansiamos conocer las respuestas pero como tú dices, creo que en cuanto las hallásemos el mundo se ensombrecería. Pero también pienso que estar tan ansiosos de respuestas, de saber más y más, nos lleva muchas veces a la insatisfacción y a no valorar lo que vemos, lo que tenemos, incluso nuestra propia existencia. Es como si nunca estuviésemos conformes, tenemos un runrún constante en la cabeza por saber y saber y saber y no sé, pero tengo la impresión de que también deberíamos descansar un poco y aceptar que no podemos saberlo todo y que no hay nada de malo en ello. Aceptar la vida tal cual es: un misterio irresoluble, al menos para nuestras mentes.
      Y también me parece fascinante la pregunta que os hicisteis tu hijo y tú: ¿el universo está sujeto a las matemáticas realmente o es lo que parece porque nuestro cerebro no puede comprenderlo de otra forma? nunca me lo había planteado pero me parece una cuestión fascinante. Si te digo la verdad, ahora que lo pienso creo que las matemáticas desempeñan un papel importante en el universo pero que este es mucho más complejo.
      De lo que sí estoy convencida es de que nuestro planeta es único y que su creación no fue fruto de la casualidad. Y también pienso que hay una fuerza que lo impregna todo y es el Amor (para mí procedente de Dios). A pesar las cosas malas de este mundo creo que el Amor y la Belleza sobresalen por encima de todo. Y que ese Amor y esa Belleza las ha puesto Dios ahí para la humanidad y todos los seres que habitamos este planeta.
      Como verás, David, al igual que a ti, me encantan estos temas así que me también enrollo bastante jajajaja. Muchas gracias por compartir tu visión conmigo. Tu comentario me ha resultado muy enriquecedor. Un abrazo!!

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