Amor verdadero
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Imagen de Brigitte Werner en Pixabay |
Íbamos Miguel y yo cogidos de la mano a la feria del pueblo. A él le encantaba y a mí, la verdad, me aburría soberanamente. De hecho, me agobiaba el bullicio de la multitud, no conseguía digerir la comida basura de los tenderetes y no podía subirme a las atracciones porque me mareaba.
En cambio, Miguel
disfrutaba muchísimo, especialmente con las atracciones a las que subía una y
otra vez. Y yo, que pretendía no ser egoísta, hacía el gran esfuerzo de sentirme
feliz por él. Incluso le guardaba la cola de la siguiente atracción a la que
quería subirse para que perdiera el menor tiempo posible esperando. Aunque he
de decir que no salió de mí aquella idea, sino que él me lo “pidió”, o más bien,
hablando con propiedad, me lo ordenó expresamente. Y como nunca le negaba nada
ahí estaba yo, sola, esperando en la cola de la noria.
En la feria no
había nada que hubiera llamado mi atención, hasta que de repente, a pocos pasos
de mí, vi una caseta pequeña y prácticamente sin adornos con un cartel en la
puerta que decía:
Si quieres conocer tu FUTURO…
Entra y te haré un conjuro.
No sé si fue debido
a la desesperación por el aburrimiento y el cansancio, el caso es que, a pesar
de que nunca tuve ningún interés de que nadie me hablase de mi futuro y tampoco
creía en esos poderes adivinatorios, una fuerza inexplicable comenzó a atraerme
hacia allí.
Abandoné la cola de
la noria, fui apresuradamente hacia la caseta y, antes de entrar, silencié el
móvil sin ni siquiera enviarle a Miguel un mensaje para decirle donde estaba,
pues la prisa por entrar allí me había nublando el buen juicio.
Cuando entré, estaba
demasiado oscuro. Tan solo había la luz de una pequeña vela y la pitonisa, a la
que apenas podía ver, sostenía una bola de cristal con las manos.
―Ven,
siéntate ―me
dijo ella.
Tomé asiento con
urgencia aunque, a la vez, algo intimidada. Entonces vi su rostro delgado, pero
armonioso. Sin duda era una mujer joven, quizás más joven que yo, no tendría
más de treinta años. Me pareció que sus ojos oscuros destelleaban en la
oscuridad.
―¿Qué
te trae por aquí?
La respuesta me
pareció obvia, aun así le respondí:
―Quiero
conocer mi futuro.
―¿Deseas
conocer tu futuro en general o algo en particular?
¿Qué clase de
preguntas eran aquellas? Me sentí sumamente incómoda. Sin embargo, en ese
momento me di cuenta de que lo que más deseaba saber era si aparecería en mi
vida un nuevo amor. Inmediatamente me culpé por desear encontrar a otra persona
estando con Miguel. Pero lo cierto es que llevábamos saliendo casi seis meses y yo
era muy infeliz. Sobre todo, porque siempre hacíamos lo que él quería, cuando
él quería y como él quería.
Pensé que aquella
pitonisa no sabía nada de mí, por lo que le podía preguntar con libertad, sin
que ella me juzgara, así que le respondí:
―Quiero
saber cómo me va a ir en el amor.
La mujer se quedó
en silencio, inmóvil, con los ojos cerrados un buen rato. Esto me impresionó
bastante, tanto que en ese momento creí que poseía auténticos poderes. De
pronto, movió una de sus manos sobre su bola de cristal, abrió los ojos
rápidamente, lo cual me sobresaltó mucho, y me respondió:
―Veo un
gran amor. Un amor verdadero…
Después mirándome
a los ojos fijamente añadió:
―Un
gran amor verdadero, pero oculto.
Me dejó perpleja. Quería que me dijera algo más, que continuara hablando, pero la pitonisa
mantuvo los labios sellados. Aquello me pareció una perdida de tiempo así que
saqué mi cartera del bolso para pagarle e irme lo antes posible, cuando me
dijo:
―Guárdate
tu dinero y escucha esto: para encontrar ese gran amor verdadero, primero debes
desprenderte del amor falso. Limpia tu corazón del engaño y econtrarás el gran
amor que anhelas.
Aquellas palabras
calaron profundamente en mí y, tras darle las gracias a la pitonisa, salí de la
caseta conmocionada. Miré mi móvil. El tiempo había transcurrido a una gran
velocidad, había estado dentro de la caseta ¡casi una hora! No entendí cómo
había sido posible. Pero lo que comprendí menos aún fue que no había ni una
llamada perdida, ni un mensaje de Miguel, nada…
Iba a llamarle
para preguntarle donde estaba cuando, de repente, vi una escena que me dejó
helada. Él estaba en uno de los
tenderetes comiendo un algodón de azúcar, mientras charlaba animadamente
con una mujer.
En ese instante
comprendí que Miguel era el autoengaño del que me había hablado la pitonisa.
Aun así lloré amargamente. Por supuesto, fui hasta él, le advertí a la mujer la
clase de hombre que era y, tras romper nuestro noviazgo, me marché corriendo.
Han pasado más de
diez años desde entonces y aun estoy esperando encontrar ese gran amor
verdadero… Tonta de mí creí que sería algo de coser y cantar. Me convencí de
que, tras romper con Miguel, el amor verdadero aparecería de inmediato, pero no
ha sido así o quizás sea que yo no he aprendido a verlo. Porque la pitonisa no
pudo equivocarse, ¿o sí?
***
¡¡¡RETO!!! Con este relato participo en el VadeReto del mes de junio propuesto por JascNet en su blog Acervo de Letras. El reto consiste en escribir un relato cuyo/a protagonista se encuentre en una feria y entre en la caseta de una pitonisa para que le hable sobre su futuro. ¡Os animo a participar!
¡¡¡AVISO IMPORTANTE!!!: Recientemente, he creado un nuevo espacio llamado Alianzara, Comunidad Literaria en el que ya tenéis disponible una reseña literaria, un club de lectura y un reto de escritura. ¡Estáis todos/as invitados/as!
Estupendo, Cristina.
ResponderEliminarA veces, queremos que el futuro se plante delante de nosotros y se nos ofrezca sin más. La vida no es tan fácil. Sin embargo, la visita a la adivina le permitió a nuestra protagonista limpiar parte de la toxicidad que le impedía vivir. Que no es poco.
Me gustó mucho la forma en que nos hiciste acompañar a la chica, como conseguiste que empatizáramos con ella y celebráramos su nueva vida. Le deseamos mucha suerte, porque seguro que con las esperanzas abiertas, encontrará lo que busca.
Muchas gracias por ofrecer esta preciosa historia para el VadeReto.
Un abrazo grande.
PD. Desde aquí invito a todos los acervolenses y amigos a visitar ALIANZARA, creado por Cristina Rubio. Un nuevo rincón para los amantes de la escritura y los libros y en dónde podremos participar también en sus retos. ¡Vamos, la primera ronda de canapiés y cerveziones, corre de mi cuenta! ;)
Despistes del fin de semana. jejeje
EliminarEste es el enlace al rincón literario de Cristina:
https://alianzara.com/entradas-del-blog/
PD. Cristina, si quieres editar el comentario y ponerlo como debería, sin problemas. XD
Hola, Jose!!
EliminarExacto, la visita a la adivina le ayudó a desprenderse de esa relación tóxica que tan solo le hacía daño y como muy bien dices: ¡Eso no es poco! 😊 Y no podría expresarlo mejor "Con las esperanzas abiertas, encontrará lo que busca". Estoy totalmente convencida de que será así.
Te agradezco mucho el fantástico reto que nos propones y sin el cual, no habría nacido esta historia. También te agradezco mucho el apoyo a mi nuevo espacio Alianzara, que espero que sea un lugar para compartir y disfrutar de lo que tanto nos gusta: la literatura.
Ah, y gracias por esa primera ronda de canapiés y cerveziones!! espero que no se lo pierda nadie 😂.
Mil gracias por todo, Jose, y un fuerte abrazo!!
PD. Con tu comentario, se me ha ocurrido poner un link al final de este mismo post, con el link de Alianzara. Ahora me pongo con ello!!
Muy buen aporte Cristina, nos queda la duda de si la pitonisa acertó o se equivocó. Lo que es verdad es que tu prota se salvó de quedar con alguien que no valía la pena. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana. Sí, es cierto, se salvó de estar con alguien que como bien dices no valía la pena. Esperemos que la pitonisa no se equivocara y la protagonista encuentre ese gran amor :) Te agradezco mucho tu comentario. Saludos!!
EliminarHola Cristina. Que no desfallezca tu personaje. Yo, en concreto, encontré el amor a los 50 años. Y... merece la pena. Besos y buena semana. Santidepaul
ResponderEliminar¡Qué bueno! Pues se lo voy a decir a mi personaje para que, como dices, no desfallezca ;D Claro que sí, seguro que la espera merece la pena. Muchas gracias por tu comentario. Besos y que tengas una buena semana tú también!!
EliminarNunca se sabe cuándo llegará el amor. Quizá sea esa la lectura más aproximada a mi parecer. De todas formas, estamos hablando de una "adivinadora", que puede equivocarse de medio a medio...
ResponderEliminarBuena aportación al reto. Un relato que no puedes dejar de leer ni un instante.
Me ha gustado.
Saludos.
Tienes toda la razón: nunca se sabe cuándo llegará el amor y una adivina siempre puede equivocarse... XD. Aunque tengamos la esperanza de que no se haya equivocado en esta ocasión!! jajaja. Me alegro que te haya gustado el relato. Muchas gracias, Marcos. Saludos!!
EliminarHola, Cristina.
ResponderEliminarTe devuelvo la visita y aquí me quedo. Qué gran error tu protagonista esperar otro amor para dejar al de ahora. Me da penita que no se dé cuenta que su gran amor es ella misma, hasta que no se valore como merece, hasta que no deje de rellenar huecos con otras personas, nunca será feliz.
Estupendo de verdad, con un mensaje importantísimo.
Un abrazo.
Hola, Irene!! Bueno realmente, la protagonista estaba ya hasta las narices de su pareja y lo último que hizo Miguel fue la gota que colmó el vaso. Por lo que creo, que aunque no esperase encontrar otro amor, hubiera roto con él igualmente. Quizás esto no ha quedado bien reflejado en la historia, pero esa era la idea.
EliminarEn cuanto a lo que dices de que ese gran amor es ella misma, estoy totalmente de acuerdo contigo. Y me alegra que lo menciones porque ¿cuántas veces buscamos fuera lo que ya llevamos dentro? Y otra pregunta: ¿Si no nos amamos a nosotros/as mismos/as como vamos a amar a los demás? Desde la perspectiva que planteas la pitonisa no se equivocó. Ese gran amor verdadero está ahí dentro del corazón de la protagonista. ¿Se dará cuenta? Muchas gracias por tus sabias palabras y un abrazo!!
Hola Cristina, una auténtica historia de las que la pitonisa te pone en aviso. Quizás tarde la protagonista pero estoy segura que al final hallará el verdadero amor. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria!! La pitonisa le hizo abrir los ojos, sin duda y la protagonista aún espera ese gran amor que tal y como Irene ha señalado, está dentro de ella misma. Y que una vez que lo encuentre dentró de su corazón, tendrá más posibilidades de encontrar a alguien que la quiera. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarA veces el futuro, sobre todo si es bueno, se hace esperar. Es lo que le sucedió a tu protagonista. Buena aportación. Saludos!
ResponderEliminarlady_p
Sí, hay que tener paciencia y no perder la esperanza jajaja. Aunque tras el comentario de Irene, ahora me doy cuenta de que la protagonista tendrá que reflexionar y cambiar de mentalidad :) Muchas gracias por tu comentario y saludos!!
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