Eros* y Psique

 

Eros y Psique


¡No puede ser! ¡No puede ser! gritaba la diosa Afrodita agarrándose la cabeza con las manos y tirando de sus largos y ondeantes cabellos rubios con sus dedos.

¡No permitiré que los humanos adoren a esa mortal! volvió a gritar roja de ira.

Entonces se le ocurrió una idea y acto seguido fue a buscar a su hijo Eros, quien al ver a su madre tan iracunda se sobresaltó.

Necesito que hagas algo por mí le dijo Afrodita en tono autoritario. Eros se dispuso a escucharle con atención.

En Anatolia hay un rey que tiene tres hijas. La menor de ellas se llama Psique y dicen que es tan hermosa que muchos hombres están dejando de rendirme culto a mí para adorarla a ella. La diosa tomó aire y gritó enfurecida―: ¡A ella, a una simple mortal!

¿Y qué quieres que haga yo madre? quiso saber Eros, temiendo la respuesta de la diosa.

Le dispararás una flecha a esa simple mortal para que se enamore del hombre más horrible y mezquino que exista.

Eros asintió y partió inmediatamente para llevar a cabo el terrible plan de su madre. Mientras volaba se sentía muy inquieto porque no le gustaba nada lo que Afrodita le había pedido que hiciera.

Iba volando por el cielo con sus grandes alas blancas y a lo lejos divisó a Psique que andaba por el bosque. Eros aterrizó a cierta distancia de la joven, replegó sus alas y comenzó a seguirla sigilosamente y ocultándose entre los árboles. Entonces, a una distancia prudente, apuntó a la joven con una de sus flechas. Sin embargo, cuando estaba a punto de lanzarla se arrepintió y la desvió hacia el mar.

Psique no se enteró de nada y continuó caminando incluso cuando ya había anochecido. Eros la seguía muy cauteloso porque no quería que ella le viera. Eros sintió mucha curiosidad por aquella hermosa y extraña joven.

Y cuando se aseguró de que estaba tan oscuro que Psique no podría verle le dijo:

Hola, no te asustes. No quiero hacerte daño. Solo quiero saber por qué estás tan sola y por qué andas por el bosque si ya ha anochecido. ¿Es que no tienes un hogar donde vivir?

Al oír estas palabras, Psique se quedó inmóvil y sintió mucho miedo. Segundos después miró hacia atrás intentando ver a quien le acababa de hablar. En ese momento, la joven vio una figura cuyo rostro no conseguía ver porque estaba muy oscuro.

¿Quién eres y qué quieres? preguntó Psique con voz temblorosa. 

Soy un viajero. Solo quiero saber si puedo ayudarte en algo contestó Eros con un tono de voz tranquilo y amable.

No te preocupes viajero no necesito tu ayuda replicó Psique que se dispuso a continuar caminando. Sin embargo, cuando quiso dar un paso hacia adelante no pudo darlo. La joven comenzó a temblar y rompió a llorar.

Eros se acercó despacio y Psique dejó de sentir miedo pues la voz de él le había transmitido calma y franqueza.

Tenía un hogar, pero me fue arrebatado y ¿sabes por qué? porque no quería casarme. Por eso.

Psique hizo una pausa y Eros se acercó un poco más a ella que prosiguió diciendo:

Mis hermanas ya se habían casado cuando mis padres me dijeron que ya era hora de casarme yo también. Me negué y entonces ellos, muy preocupados, fueron a consultar al oráculo sobre mi destino. El oráculo les dijo que me casaría en la cumbre de una montaña con un monstruo. Y al día siguiente mis padres me llevaron a aquella montaña y me abandonaron allí para que se cumpliesen las palabras del oráculo. Ese mismo día hui de la montaña y desde entonces me refugio en este bosque para evitar mi desdichado destino la joven rompió a llorar de nuevo desconsoladamente.

Entonces Eros se acercó un poco más a ella y le acarició con dulzura el rostro, recogiendo las lágrimas derramadas por Psique con sus dedos.

No permitiré que eso ocurra. ¡Yo te protegeré! dijo Eros con firmeza y Psique sintió mucho agradecimiento hacia el joven. En ese momento, frente a ellos apareció un palacio que pudieron ver porque la luz de la luna llena lo iluminaba.

Eros asombrado lo señaló diciéndole a Psique:

―¡Mira ese palacio!

Psique lo contempló admirada, pensando que había aparecido de repente porque antes de que aquel viajero llegara a su vida, no había visto ningún palacio.  

La joven sonrió y entonces le dijo a Eros:

Me llamo Psique, ¿tú cómo te llamas?

Llámame simplemente viajero.

A Psique le desconcertó esta respuesta, pero no insistió más. Algo en su interior le decía que, aunque desconocía quién podía ser aquel hombre, era alguien bueno y que la protegería tal y como le había dicho que haría.

Ambos se dirigieron al palacio y cuando llegaron a él vieron que la puerta principal estaba abierta. Entraron juntos y lo recorrieron por todas partes comprobando que allí no había nadie.

Puedes quedarte aquí Psique. Siento que este palacio es un lugar seguro.

Psique asintió y Eros continuó diciendo:

Me quedaré aquí contigo esta noche y si tú quieres vendré todas las noches para hacerte compañía.

Psique se alegró al oír estas palabras, pero al mismo tiempo se sintió extrañada. <<Qué hombre más misterioso, ¿por qué solo quiere venir por las noches?>>. Entonces, Psique cogió una lámpara y se disponía a encenderla cuando Eros le gritó:

¡No la enciendas! ¡No quiero que veas mi rostro! Esto es muy importante, porque si algún día llegas a verlo me marcharé y no volveré jamás, te lo aseguro.

Psique se quedó petrificada ante estas palabras, pero dejó la lámpara donde estaba y no dijo nada más.

Fue así como Psique se quedó a vivir en aquel palacio y Eros la visitaba todas las noches. Ambos hablaban y reían y después se dormían. Pero el joven se marchaba cada madrugada antes de que despuntase el alba.

Con el paso de los días ambos se querían cada vez más y más. Sin embargo, Psique comenzó a sentir mucha curiosidad por el joven al que amaba y quiso más que ninguna otra cosa poder ver su rostro.

Así que una noche, mientras Eros dormía, Psique fue a buscar una lámpara y la encendió. Se acercó a él, y la joven se maravilló al ver lo hermoso que era su amado. Sin embargo, tanta fue su emoción que le tembló la mano con la que sostenía la lámpara y una gota de aceite hirviendo cayó sobre el hombro de Eros. Este se despertó gritando de dolor y al ver a Psique con la lámpara bramó:

¿Por qué lo has hecho? Te dije lo que pasaría si veías mi rostro.

Psique se quedó muda, al verle tan disgustado. Eros se levantó dispuesto a marcharse cuando Psique, cogiéndole por el brazo, le suplicó entre sollozos:

¡No, por favor, no te vayas!

Pero él no le hizo caso y se marchó volando. En ese momento, Psique se dio cuenta de que el hombre alado era Eros, el hijo de Afrodita.

Cada noche y en vano, Psique esperaba a que Eros regresara. Después de muchas noches de larga y vana espera, la joven decidió ir a buscar a su madre, Afrodita.

Tras varios días, Psique llegó al templo donde vivía la diosa. Esta ya se había enterado de todo lo que había ocurrido, aunque Eros no le había contado nada. Pensó en aprovechar aquella oportunidad para hacer daño a Psique.

Afrodita escuchó todo lo que le contó Psique, que no fue más que la verdad.

Por favor, habla con tu hijo. Le quiero muchísimo y quiero volver a verle. ¡Por favor! le suplicó Psique arrodillada ante Afrodita.

La diosa se sentía muy satisfecha con aquella situación y, sonriendo, le dijo a Psique saboreando cada palabra:

Ya sabes que eres una mortal y Eros es un dios, nadie jamás aprobaría vuestra unión. Mi hijo ha hecho bien en alejarse de ti.

Pero, por favor, le quiero muchísimo y sé que él también me quería. ¡Por favor Afrodita ayúdame!

Afrodita guardó silencio unos instantes que a Psique le parecieron eternos. Finalmente, la diosa le dijo:

Está bien. Voy a darte una oportunidad. Vas a realizar varias tareas que te voy a pedir. Si logras hacerlas todas satisfactoriamente, hablaré con Eros para que vuelva a tu lado.

Psique le dio las gracias infinitas veces y fue cumpliendo con cada tarea que la diosa le pedía. Hasta que llegó la última de todas ellas, la más difícil. Psique tenía que bajar a Hades, el inframundo, para pedirle a la diosa Perséfone la esencia de la belleza. Afrodita, conocedora de la curiosidad de la joven, estaba convencida de que esta vez no podría cumplir la tarea.

Psique se dirigió al Hades y se presentó ante Perséfone quien le entregó a Psique la cajita que contenía la esencia, entonces le advirtió:

―La dejo en tus manos, pero no se te ocurra abrirla.

Sin embargo, la curiosidad de Psique era muy grande y tras pensarlo varias veces, decidió abrir la cajita. Esta desprendió una esencia que cuando la joven olió le hizo caer profundamente dormida.

Desde el día en el que Psique se presentó en el templo, Eros se fue enterando de todas las tareas que la joven hacía siguiendo las órdenes de Afrodita. Por ello, en cuanto le contaron lo que le había sucedido a Psique, Eros fue a buscarla lleno de amor por ella.

Cuando la encontró lloró de tristeza y, sintiéndose culpable por haberla abandonado, la tomó entre sus brazos y la besó suavemente en los labios.

En ese instante, Psique abrió los ojos y al ver a Eros, susurró:

Has vuelto.

Siento mucho haberte abandonado Psique lamentó entre sollozos el joven.

Dime que, a partir de ahora, estaremos siempre juntos volvió a susurrar Psique.

Tienes mi palabra, así será.

Los dos se abrazaron, sintiéndose inmensamente felices. Juntos fueron al Olimpo y Eros le rogó a Zeus que le permitiese casarse con Psique. Zeus conmovido, no solo aceptó la unión de Eros y Psique, sino que le concedió a esta la inmortalidad.

* Nota: Eros de la mitología griega es el famoso Cupido de la mitología romana.

¡¡¡ RETO !!! La idea que os propongo es que os animéis a escribir un relato basado en una leyenda o un mito que os guste. Si lo probáis veréis que la escritura fluye mucho porque la historia ya está creada y hay mucho espacio para dejar volar la imaginación. 

Aquí comparto también un relato precioso de Rosa Boschetti basado en una leyenda anónima del Ecuador: Los brillantes y diversos colores de la Tierra.

Comentarios

  1. Hola Cristina. Es muy poética la forma en que describes el mito de Eros y Psique, me encantó. Creo que los mitos y leyendas muestran e ilustran muy bien lo que se piensa en cada época, sus temores y circunstancia. Muchas gracias por la mención. Un abrazo 🐾

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    1. Hola Rosa, ¡muchas gracias por tu comentario! Sí, estoy de acuerdo contigo y además los mitos y leyendas eran la manera con la que las personas explicaban muchas de las cosas que les ocurría. Por eso creo que son muy importantes para entender la forma de ver el mundo de las diferentes culturas. Un abrazo!! 😊🌻

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