Eros* y Psique
―¡No
permitiré que los humanos adoren a esa mortal! ―volvió a gritar roja de ira.
Entonces se le
ocurrió una idea y acto seguido fue a buscar a su hijo Eros, quien al ver a su
madre tan iracunda se sobresaltó.
―Necesito
que hagas algo por mí ―le
dijo Afrodita en tono autoritario. Eros se dispuso a escucharle con atención.
―En
Anatolia hay un rey que tiene tres hijas. La menor de ellas se llama Psique y
dicen que es tan hermosa que muchos hombres están dejando de rendirme culto a
mí para adorarla a ella. ―La
diosa tomó aire y gritó enfurecida―: ¡A
ella, a una simple mortal!
―¿Y qué
quieres que haga yo madre? ―quiso
saber Eros, temiendo la respuesta de la diosa.
―Le dispararás
una flecha a esa simple mortal para que se enamore del hombre más horrible y
mezquino que exista.
Eros asintió y
partió inmediatamente para llevar a cabo el terrible plan de su madre. Mientras
volaba se sentía muy inquieto porque no le gustaba nada lo que Afrodita le
había pedido que hiciera.
Iba volando por
el cielo con sus grandes alas blancas y a lo lejos divisó a Psique que andaba
por el bosque. Eros aterrizó a cierta distancia de la joven, replegó sus alas y
comenzó a seguirla sigilosamente y ocultándose entre los árboles. Entonces, a una distancia prudente, apuntó a la joven con una de sus
flechas. Sin embargo, cuando estaba a punto de lanzarla se arrepintió y la desvió hacia el
mar.
Psique no se
enteró de nada y continuó caminando incluso cuando ya había anochecido. Eros la
seguía muy cauteloso porque no quería que ella le viera. Eros sintió mucha
curiosidad por aquella hermosa y extraña joven.
Y cuando se
aseguró de que estaba tan oscuro que Psique no podría verle le dijo:
―Hola,
no te asustes. No quiero hacerte daño. Solo quiero saber por qué estás tan sola
y por qué andas por el bosque si ya ha anochecido. ¿Es que no tienes un hogar
donde vivir?
Al oír estas
palabras, Psique se quedó inmóvil y sintió mucho miedo. Segundos después miró
hacia atrás intentando ver a quien le acababa de hablar. En ese momento, la
joven vio una figura cuyo rostro no conseguía ver porque estaba muy oscuro.
―¿Quién
eres y qué quieres? ―preguntó
Psique con voz temblorosa.
―Soy un
viajero. Solo quiero saber si puedo ayudarte en algo ―contestó Eros con un tono de voz tranquilo
y amable.
―No te
preocupes viajero no necesito tu ayuda ―replicó Psique que se dispuso a continuar
caminando. Sin embargo, cuando quiso dar un paso hacia adelante no pudo darlo.
La joven comenzó a temblar y rompió a llorar.
Eros se acercó
despacio y Psique dejó de sentir miedo pues la voz de él le había transmitido
calma y franqueza.
―Tenía
un hogar, pero me fue arrebatado y ¿sabes por qué? porque no quería casarme.
Por eso.
Psique hizo una
pausa y Eros se acercó un poco más a ella que prosiguió diciendo:
―Mis
hermanas ya se habían casado cuando mis padres me dijeron que ya era hora de
casarme yo también. Me negué y entonces ellos, muy preocupados, fueron a
consultar al oráculo sobre mi destino. El oráculo les dijo que me casaría en la
cumbre de una montaña con un monstruo. Y al día siguiente mis padres me
llevaron a aquella montaña y me abandonaron allí para que se cumpliesen las
palabras del oráculo. Ese mismo día hui de la montaña y desde entonces me
refugio en este bosque para evitar mi desdichado destino ―la joven rompió a llorar de nuevo
desconsoladamente.
Entonces Eros se
acercó un poco más a ella y le acarició con dulzura el rostro, recogiendo las
lágrimas derramadas por Psique con sus dedos.
―No
permitiré que eso ocurra. ¡Yo te protegeré! ―dijo Eros con firmeza y Psique sintió mucho agradecimiento hacia el joven. En ese momento, frente a ellos
apareció un palacio que pudieron ver porque la luz de la luna llena lo
iluminaba.
Eros asombrado lo
señaló diciéndole a Psique:
―¡Mira ese palacio!
Psique lo contempló admirada,
pensando que había aparecido de repente porque antes de que aquel viajero
llegara a su vida, no había visto ningún palacio.
La joven sonrió y
entonces le dijo a Eros:
―Me
llamo Psique, ¿tú cómo te llamas?
―Llámame
simplemente viajero.
A Psique le
desconcertó esta respuesta, pero no insistió más. Algo en su interior le decía
que, aunque desconocía quién podía ser aquel hombre, era alguien bueno y que la
protegería tal y como le había dicho que haría.
Ambos se
dirigieron al palacio y cuando llegaron a él vieron que la puerta principal
estaba abierta. Entraron juntos y lo recorrieron por todas partes comprobando
que allí no había nadie.
―Puedes
quedarte aquí Psique. Siento que este palacio es un lugar seguro.
Psique asintió y
Eros continuó diciendo:
―Me
quedaré aquí contigo esta noche y si tú quieres vendré todas las noches para
hacerte compañía.
Psique se alegró al oír
estas palabras, pero al mismo tiempo se sintió extrañada. <<Qué hombre
más misterioso, ¿por qué solo quiere venir por las noches?>>. Entonces,
Psique cogió una lámpara y se disponía a encenderla cuando Eros le gritó:
―¡No la enciendas! ¡No
quiero que veas mi rostro! Esto es muy importante, porque si algún día llegas a
verlo me marcharé y no volveré jamás, te lo aseguro.
Psique se quedó
petrificada ante estas palabras, pero dejó la lámpara donde estaba y no dijo
nada más.
Fue así como Psique se
quedó a vivir en aquel palacio y Eros la visitaba todas las noches. Ambos
hablaban y reían y después se dormían. Pero el joven se marchaba cada madrugada
antes de que despuntase el alba.
Con el paso de los días ambos
se querían cada vez más y más. Sin embargo, Psique comenzó a sentir mucha
curiosidad por el joven al que amaba y quiso más que ninguna otra cosa poder
ver su rostro.
Así que una noche,
mientras Eros dormía, Psique fue a buscar una lámpara y la encendió. Se acercó
a él, y la joven se maravilló al ver lo hermoso que era su amado. Sin embargo,
tanta fue su emoción que le tembló la mano con la que sostenía la lámpara y una
gota de aceite hirviendo cayó sobre el hombro de Eros. Este se despertó
gritando de dolor y al ver a Psique con la lámpara bramó:
―¿Por qué lo has hecho? Te
dije lo que pasaría si veías mi rostro.
Psique se quedó muda, al
verle tan disgustado. Eros se levantó dispuesto a marcharse cuando Psique,
cogiéndole por el brazo, le suplicó entre sollozos:
―¡No, por favor, no te
vayas!
Pero él no le hizo caso y
se marchó volando. En ese momento, Psique se dio cuenta de que el hombre alado
era Eros, el hijo de Afrodita.
Cada noche y en vano,
Psique esperaba a que Eros regresara. Después de muchas noches de larga y vana espera,
la joven decidió ir a buscar a su madre, Afrodita.
Tras varios días, Psique
llegó al templo donde vivía la diosa. Esta ya se había enterado de todo lo que
había ocurrido, aunque Eros no le había contado nada. Pensó en aprovechar
aquella oportunidad para hacer daño a Psique.
Afrodita escuchó todo lo
que le contó Psique, que no fue más que la verdad.
―Por favor, habla con tu
hijo. Le quiero muchísimo y quiero volver a verle. ¡Por favor! ―le suplicó Psique arrodillada ante Afrodita.
La diosa se sentía muy
satisfecha con aquella situación y, sonriendo, le dijo a Psique saboreando cada
palabra:
―Ya sabes que eres una
mortal y Eros es un dios, nadie jamás aprobaría vuestra unión. Mi hijo ha hecho
bien en alejarse de ti.
―Pero, por favor, le
quiero muchísimo y sé que él también me quería. ¡Por favor Afrodita ayúdame!
Afrodita guardó silencio
unos instantes que a Psique le parecieron eternos. Finalmente, la diosa le
dijo:
―Está bien. Voy a darte
una oportunidad. Vas a realizar varias tareas que te voy a pedir. Si logras
hacerlas todas satisfactoriamente, hablaré con Eros para que vuelva a tu lado.
Psique le dio las gracias
infinitas veces y fue cumpliendo con cada tarea que la diosa le pedía. Hasta
que llegó la última de todas ellas, la más difícil. Psique tenía que bajar a
Hades, el inframundo, para pedirle a la diosa Perséfone la esencia de la
belleza. Afrodita, conocedora de la curiosidad de la joven, estaba convencida
de que esta vez no podría cumplir la tarea.
Psique se dirigió al
Hades y se presentó ante Perséfone quien le entregó a Psique la cajita que
contenía la esencia, entonces le advirtió:
―La dejo en tus manos, pero
no se te ocurra abrirla.
Sin embargo, la
curiosidad de Psique era muy grande y tras pensarlo varias veces, decidió abrir
la cajita. Esta desprendió una esencia que cuando la joven olió le hizo caer profundamente
dormida.
Desde el día en el que Psique
se presentó en el templo, Eros se fue enterando de todas las tareas que la
joven hacía siguiendo las órdenes de Afrodita. Por ello, en cuanto le contaron
lo que le había sucedido a Psique, Eros fue a buscarla lleno de amor por ella.
Cuando la encontró lloró
de tristeza y, sintiéndose culpable por haberla abandonado, la tomó entre sus
brazos y la besó suavemente en los labios.
En ese instante, Psique
abrió los ojos y al ver a Eros, susurró:
―Has vuelto.
―Siento mucho haberte
abandonado Psique ―lamentó entre sollozos el
joven.
―Dime que, a partir de
ahora, estaremos siempre juntos ―volvió a susurrar Psique.
―Tienes mi palabra, así
será.
Los dos se abrazaron,
sintiéndose inmensamente felices. Juntos fueron al Olimpo y Eros le rogó a Zeus
que le permitiese casarse con Psique. Zeus conmovido, no solo aceptó la unión
de Eros y Psique, sino que le concedió a esta la inmortalidad.
* Nota: Eros de la mitología griega es el famoso Cupido de la mitología romana.
¡¡¡ RETO !!! La idea que os propongo es que os animéis a escribir un relato basado en una leyenda o un mito que os guste. Si lo probáis veréis que la escritura fluye mucho porque la historia ya está creada y hay mucho espacio para dejar volar la imaginación.En mi caso elegí el mito
de Eros y Psique que pude leer en estos enlaces:
https://www.psicoactiva.com/blog/eros-y-psique-el-beso-del-amor/
https://historia-arte.com/obras/eros-y-psique-de-canova
Hola Cristina. Es muy poética la forma en que describes el mito de Eros y Psique, me encantó. Creo que los mitos y leyendas muestran e ilustran muy bien lo que se piensa en cada época, sus temores y circunstancia. Muchas gracias por la mención. Un abrazo 🐾
ResponderEliminarHola Rosa, ¡muchas gracias por tu comentario! Sí, estoy de acuerdo contigo y además los mitos y leyendas eran la manera con la que las personas explicaban muchas de las cosas que les ocurría. Por eso creo que son muy importantes para entender la forma de ver el mundo de las diferentes culturas. Un abrazo!! 😊🌻
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