Felicidad auténtica

A Olivia nunca le gustaron especialmente las joyas. De hecho, no solía llevar anillos, collares, ni siquiera pendientes. Sin embargo, un día, mientras paseaba por la calle, se paró frente al escaparate de una joyería. Un fino brazalete de plata con una piedra de azabache en el centro, captó toda su atención.

Olivia sintió una atracción irresistible por aquella joya. Buscó el precio, pero como no lo encontró, entró en la joyería y le preguntó al dependiente cuánto costaba. Este le dijo que cincuenta y dos euros y, acto seguido, se dirigió al escaparate, cogió el brazalete y se lo ofreció a Olivia quien lo cogió con manos trémulas.

Se sentía como una niña pequeña y caprichosa. Se puso el brazalete con sumo cuidado en la muñeca derecha y lo observó. «¡Qué bien me queda!» se dijo entusiasmada. Pero en cuanto reparó en el precio su entusiasmo se desvaneció. Le suponía mucho esfuerzo llegar a fin de mes. «¿Qué gastos puedo suprimir, para poder permitirme comprar este capricho?» se preguntó. Pensó y pensó, pero no se le ocurría nada.

Mientras ella cavilaba sobre esta cuestión el dependiente le estaba explicando de manera pormenorizada cómo había sido elaborado el brazalete y su significado. Olivia, totalmente ajena a las palabras del dependiente siguió sumida en sus pensamientos. «¿Y si me gasto menos en comida? ¿Podré sacar de ahí los cincuenta y dos euros? ¿Qué hago? ¿Lo compro o no lo compro? Sé que no puedo permitírmelo, pero lo quiero, y lo quiero ya». Olivia respiró hondo e interrumpiendo la perorata del dependiente, le anunció que se lo llevaba. Le pagó y salió de la joyería con el brazalete brillando en su muñeca.

Iba caminando por la calle orgullosa, luciendo la joya recién adquirida. Sintió que rozaba la felicidad. Era una sensación que conocía y que venía a ella cada vez que se compraba algún capricho. Aunque hacía tiempo que no se encaprichaba de algo tan caro.

Enseguida pensó en Laura, su mejor amiga. Seguro que sentiría mucha envidia cuando viese el hermoso brazalete. Rápidamente, sacó el móvil de su bolso y le escribió un mensaje, proponiéndole quedar aquella misma tarde. Tras unos segundos recibió la respuesta de Laura, diciéndole que le venía bien y ambas acordaron quedar en su bar favorito a tomar algo.

En cuanto Olivia llegó al bar, vio a Laura sentada a una de las mesas. Se acercó, se saludaron y en cuanto Laura vio el brazalete, exclamó con un brillo intenso en los ojos:

―¡Qué preciosidad! ¿De dónde lo has sacado?

―Lo compré en una joyería ―respondió Olivia complacida ante el vivo interés de su amiga.

―¿Cuánto te ha costado? ―quiso saber Laura.

―Cincuenta y dos euros ―respondió Olivia con cierta petulancia.

Laura guardó silencio mientras miraba con atención el brazalete. Olivia estaba convencida de que su amiga no entendía de dónde había sacado el dinero. Pero Laura no dijo nada al respecto y preguntó:

―¿Y la piedra del centro qué es, azabache?

―Así es.

―Ojalá yo pudiese comprarme uno igual ―se lamentó Laura con el rostro repentinamente ensombrecido. Todo el brillo de sus ojos se había apagado por completo.

A Olivia no le gustaba ver a su amiga triste y enseguida le dio conversación sobre otro tema. Incluso, se bajó la manga de su camiseta para ocultar el brazalete. Laura enseguida se animó y hablaron durante horas.

Tras despedirse de Laura, Olivia se dirigió a su casa y en cuanto llegó, se quitó el brazalete y lo puso sobre uno de los estantes de su habitación. Lo observó, durante un largo rato, con arrepentimiento. Pensó en el libro que quería comprar, la limosna que deseaba dar, el regalo que quería regalar, o en la ropa y los zapatos que necesitaba. «Cada una de esas cosas son necesarias y cada una de ellas cuestan menos de cincuenta y dos euros», se dijo angustiada.

Se sintió mal consigo misma por haber accedido a un capricho tan superfluo e innecesario. «¡Si a mí nunca me han gustado las joyas!» se reprochó. Entonces se le ocurrió vender el brazalete y esta idea le hizo sentirse un poco mejor. «Mañana mismo pondré un anuncio y recuperaré el dinero», se dijo con determinación.

Se fue a preparar una ensalada para cenar, y mientras lavaba los tomates y la lechuga recordó la tristeza de su amiga Laura por no poder comprar un brazalete como ese. Y es que a Laura sí que le encantaban las joyas, pero tenía muy poco dinero, aún menos que ella. «¡Le daré una sorpresa!» se dijo repentinamente Olivia. «Cuando vuelva a quedar con ella, le regalaré el brazalete. Le va a encantar». Olivia imaginó la cara de sorpresa de su amiga recibiendo el regalo y una alegría indescriptible llenó su pecho. «Si la felicidad existe, tiene que ser como esta sensación que tengo ahora mismo» se dijo Olivia con una sonrisa iluminando su rostro.
¡¡¡RETO!!! Con esta historia participo en el concurso que David Rubio ha convocado a través de su blog El Tintero de Oro

Consiste en escribir un relato en el que una joya, alhaja u objeto de bisutería sea fundamental en el argumento. La extensión no debe superar las 900 palabras. ¡Os animo a participar!

Además, el concurso es un homenaje a Desayuno en Tiffany's de Truman Capote y David nos cuenta cosas muy interesantes acerca del escritor y de su obra. Si quieres saber más haz clic aquí para leer el artículo. 

Comentarios

  1. Gracias, Cristina, por participar con este relato en el homenaje a Truman Capote y Desayuno en Tiffany's. Un abrazo y suerte!

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  2. Hola Cristina, un bonito relato donde después de una reflexión, la protagonista decide poner en segundo plano un capricho y hacer algo bueno por otra persona. Me gusta mucho el mensaje. Saludos.

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    1. Hola, Ana!! Me alegra mucho que te haya gustado el mensaje. Un abrazo!!

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  3. A veces la felicidad está en esas acciones que parecen pequeñas, sin embargo, nos aportan alegría. Un buen relato. Abrazos

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    1. Pienso como tú. Son esas acciones pequeñas que hacemos las que nos pueden traer la felicidad. Muchas gracias y abrazos!!

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  4. Cierto, los anillos incomodan muchos los dedos, hacen doler los huesos, igual las cadenas tambien producen incomodidad y dolor en el cuello. Tampoco me gusta usar joyas.

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    1. jajajaja, entonces te has identificado completamente con Olivia!!! Gracias por tu comentario ;)

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  5. Precioso relato, Cristina. Lo has hecho girar muy bien desde el capricho inicial de la protagonista a la generosidad del final. Me ha gustado mucho. Felicidades y mucha suerte.

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    1. Cuánto te agradezco tus palabras, Marta. Qué alegría que te haya gustado. Muchas gracias y un abrazo!!

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  6. Cielos, si llega a ser millonaria su gasto sería insultante. Suerte.

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  7. El regalo de la amistad. Olivia tiene un corazón generoso y esa sí que es la mejor de las joyas.
    Muy bonito, Cristina.

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    1. Muchas gracias, Isabel!! No podría decirlo de una forma mejor que tú: "un corazón generoso es la mejor de las joyas". Un abrazo!!

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  8. Un relato con moraleja, y es que es totalmente cierto, la felicidad no está en los bienes materiales superfluos e innecesarios, sino en compartir y hacer felices a los demás. Tú has sabido relatarlo muy bien en este relato que gira alrededor de una joya, de la amistad y de los valores. Te deseo mucha suerte en el Tintero, Cristina. Un saludo.

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    1. No sabes cuánto me animan tus palabras. Ojalá fuésemos menos egoístas y compartiésemos lo que tenemos con los demás. Seríamos mucho más felices, seguro. Muchas gracias y un saludo!!

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  9. A veces uno se encapricha con algo, que después de pensarlo bien, lo lleva al arrepentimiento, es muy humano y natural, me gusta el final con moraleja que le diste, saludos, Patricia F

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    1. Muchas gracias, Patricia!! Qué alegría siento de que te haya gustado. Saludos!!

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  10. Me gusta tu relato, Cristina. Una bonita historia que refleja el valor de la amistad auténtica. Suerte.
    Un saludo.

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  11. Hola Cristina, una historia que debería dar vueltas por el mundo, todo sería mucho mejor. Me encantó el mensaje, compañera.

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    1. Hola, Emerencia!! Cuánto te agradezco tus palabras. Gracias de corazón!! Un abrazo!!

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  12. Hola, Cristina. Excelente el mensaje de tu cuento. Mucha suerte en el concurso. Saludos.

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  13. Hola, Cristina, qué historia tan tierna, tan real y con ese poso de bondad con que acaba. Me ha resultado muy placentero ese final, las cosas que te otorgan las personas buenas valen por dos, por la cosa misma y por la empatía y ánimo de querer ser también mejor persona. Me encantó.
    Un abrazo y mucha suerte

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    1. Hola, Pepe!! Creo que el final se me ocurrió por lo que le oí decir a un monje budista sobre las cosas que no necesitamos. Él dijo que las regalásemos, que acumular cosas innecesarias no hace ningún bien. Me pareció una idea estupenda y creo que estaría bien hacer caso a este consejo tan sabio. Muchas gracias por tus palabras y un abrazo!!

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  14. Hola, Cristina. Pues creo que no puede ver mayor felicidad que hacer algo por alguien a quien estimas. Olivia cedió al impulso de la compra compulsiva pero ahí estaba su Pepito Grillo particular para abrirle los ojos.
    Un buen trabajo el que nos has regalado. Tienes que ser muy feliz ahora mismo :)
    Mucha suerte en el concurso. Un saludo.

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    1. Hola, Bruno!! Sí, lo cierto es que me siento muy feliz de escribir, de tener la oportunidad de compartir mis historias con todxs vosotrxs y de leer comentarios como el tuyo. Muchas gracias Bruno, de corazón. Un saludo!!

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  15. Cierto que como nos muestras en la historia, hay más placer en la generosidad del dar gratuitamente que el de acaparar objetos que nos hacen felices solo hasta que los poseemos.
    Una buena enseñanza aderezada con tus letras.
    abrazo.

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    1. Muchas gracias, Franciso!! Cuando te planteas dar las cosas que no usas ni necesitas hay algo que te paraliza, pero luego es liberador y te sientes realmente bien. Creo que recibe más el que da que el que recibe. Un abrazo!!

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  16. Los caprichos suelen llevar a la gente a hacer excentricidades, como la de tu portagonista al comprarse un anillo teniendo problemas económicos y, sobre todo, no gustándole las joyas. Pero, por lo menos, su posterior arrepentimiento tuvo un final generoso.
    Te deseo suerte en el concurso.
    Saludos.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Josep!! Sí, exactamente a veces compramos cosas que no necesitamos y luego cuando nos damos cuenta no sabemos que hacer y las terminamos acumulando. Quizás regalar esas cosas nos ayudaría a sentirnos mucho mejor. Saludos!!

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  17. Las cosas estrambóticas, que también tienen cabida. Muy bueno

    Un abrazo

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  18. Hola, Cristina. De una historia sencilla haces un ejemplo de comportamiento. Los caprichos se ansían hasta que se tienen, después se reflexiona y se ve que no son tan importantes cuando se consiguen. Así que darles un buen uso, como el que tú propones al final de la historia, me parece lo mejor. Saludos y suerte.

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    1. Hola, JM!! Gracias por tu comentario, pienso como tú. Saludos!! :)

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  19. Hola guapa , sabes me a gustado mucho tu relato por que a Olivia
    al fin y al cavo a hecho una buena acción , regalarle a su amiga el brazalete.
    Te deseo mucha suerte en el reto del tintero de oro , besos de flor.

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    1. Hola, Flor!! Que alegría siento de que te haya gustado. Sí, Olivia hace algo bueno y es precisamente cuando siente verdadera felicidad. Muchas gracias, besos!! :)

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  20. Hola, Cristina. Darse un capricho de vez en cuanto con algo de sacrificio quitando de aquí y allá no está mal, creo que es saludable, siempre que el capricho y el sacrificio no te destrocen. Pero regalárselo a tu mejor amiga es mucho más gratificante, engrandece tu generosidad y buen corazón. Este mensaje que lleva implícito el relato es estupendo. Un abrazo.

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    1. Hola, Isan!! Qué bien que te haya gustado el mensaje del relato. Sí, es lo que quería transmitir con él. Un capricho, si te lo puedes permitir no es malo, pero a veces compramos cosas que realmente no necesitamos y luego las acumulamos. Si hay acumulación de cosas innecesarias en nuestra vida, también habrá pensamientos innecesarios en nuestra cabeza y tanto lo uno como lo otro nos hará sentir mal. Regalar esas cosas es la mejor opción. Es lo que dice un monje budista y me parece que tiene mucha razón. Un abrazo!!

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  21. Que historia tan tierna y sensible que tiene como telón de fondo la fuerza de la amistad.
    No hay mejor regalo que desprenderse de algo que te gusta y dárselo a tu mejor amiga
    Bonito gesto el de tu protagonista.
    Un abrazo Cristina
    Puri

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    1. Te agradezco mucho tus hermosas palabras. Así es, no solo es una historia sobre la generosidad sino sobre la fuerza de la amistad como tú bien dices. Un abrazo, Puri!!

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  22. ¿Sabes que leer tu relato me ha producido tan buena sensación como si yo misma fuera Olivia? Y tampoco me gusta demasiado llevar joyas...
    Fantástico cuento con moraleja final. Me ha parecido muy bonito.
    Suerte con el concurso.
    Besos.

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    1. ¡Pues me parece fantástico que te hayas identificado con la protagonista! Me alegro mucho de que te haya gustado, MJ. Muchas gracias y besos!!

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  23. Hola, Cristina: Un relato muy conmovedor y muy bien trenzado, con buenas imágenes de pensamientos y estados de ánimo. Un saludo.

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  24. Una decisiónuy hermosa 😘 de la amiga 🎉 y me llena de emociones el leerte porque hoy difundimos mucha maldad y pocas veces se escriben historias con finales tiernos. Saludos cordiales desde Venezuela. Raquel Peña de Perlas narrativas.

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    1. Sí, jajaja a mí me gustan los finales felices. Muchas gracias por tu comentairo. Saludos, Raquel!!

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  25. Hola Cristina. La generosidad proporciona más felicidad que cualquier capricho material . Un relato bien escrito y con gran moraleja. Saludos y suerte en el Tintero.

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  26. Precioso relato que nos deja una genial enseñanza: la felicidad no está en lo material, sino en las buenas acciones.
    Suerte en el concurso.
    Un saludo.

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    1. Efectivamente Cynthia, ese es el mensaje. Muchas gracias y un saludo!!

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  27. Me encanta el relato. La amiga se lo merece, por la reaccion que tiene en el encuentro. La generosidad y ayuda a los demas, el agradecimiento silencioso no tiene precio. Lastima que no esta de moda. Ahora mas que nunca hay que quererse a uno mismo, en realidad es egoismo, pero asi suena mejor. Bueno igual no es exactamente eso, pero en cualwuier caso, el egoismo campa a sus anchas.
    La sctitud de tu protagonista no es comun.
    Saludoss y suerte

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    1. Hola, Gabiliante!! Pienso que creemos que nos queremos pero en realidad no nos queremos nada. Cuando somos egoístas, no somos felices. Si nos quisiéramos más seríamos más generosxs porque la generosidad siempre da felicidad. Creo también que todo mejoraría si pensáramos con el corazón en vez de con la cabeza (tal y como dijo el jefe indio Lago de Montaña). Podemos cambiar si lo intentamos. Estoy convencida. Muchas gracias por tus palabras y saludos!!

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  28. Hola, Cristina. Gran moraleja llena de bondad y generosidad para apuntalar el giro final de tu relato. Quizás la amiga de la protagonista también acabe comprendiendo que la felicidad no debería depender tanto de objetos tan superficiales aunque parezcan tan bellos.

    Buen relato, un abrazo.

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    1. Hola, Carles!! Sí, también espero que la amiga de Olivia se dé cuenta de lo que es verdaderamente importante. Me alegro mucho de que te haya gustado. Muchas gracias y un abrazo!!

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