Parando los relojes

Tomás se tomó una poción. Inmediatamente llegó un remolino que le transportó mentalmente a la dimensión que hacía funcionar los relojes. Allí había ruedas dentadas de todos los tamaños que engranaban entre sí y giraban continuamente. El científico buscó con rapidez la rueda principal y la bloqueó con una llave inglesa que llevaba en su bolsillo. Acto seguido, se despertó. Al abrir los ojos vio a su nieto pequeño que estaba a su lado. ―¡Lo he conseguido, Guillermo! ―¿Y qué pasará ahora, abuelo? ―Que mientras los relojes estén parados tú y yo podremos jugar todo lo que queramos. ¡¡¡RETO!!! con este microrrelato participo en la original iniciativa de Lídia Castro Navàs. Estas son las condiciones para el reto de mayo: Crea un microrrelato o poesía (máx. 100 palabras) inspirándote en la carta. En tu creación debe aparecer el objeto del dado: remolino/hipnosis. Podéis encontrar más información en Escribir Jugando del Blog de Lídia.