Cajón de escritura

El ciervo Anoud, dijo a todos los presentes: ― Gyan fue el árbol más viejo y sabio del bosque, y ¿qué hicieron los humanos? ¡Lo talaron! ¡Tenemos que vengarnos! Los animales y las plantas asintieron gritando furiosos. En ese instante apareció un triskel con una pequeña malaquita en su centro. Los animales enmudecieron y Gyan volvió a crecer convirtiéndose en el árbol alto y majestuoso que había sido. Él les habló así: ―No queráis venganza. Los humanos deben aprender por sí mismos. Mientras tanto seguiremos sufriendo por su necedad y ambición. Solo os pido una cosa: perdonadles hagan lo que hagan. ¡¡¡RETO!!!   con este microrrelato participo en la original iniciativa de Lídia Castro Navàs.   Estas son las condiciones para el reto de junio: Crea un microrrelato o poesía (máx. 100 palabras) inspirándote en la carta. En tu creación debe aparecer el mineral:  malaquita . Podéis encontrar más información en  Escribir Jugando del Blog de Lídia. 

La casa que tenía ante mí, y en la que me alojaría aquella misma tarde, era lúgubre y tenía los cristales de las ventanas rotos. Pero el panorama empeoró cuando vi al cuervo. Estaba apoyado sobre el tejado. El ave me miró fijamente, con tan solo un ojo del que salió un destello rojizo. Aquella mirada me estremeció.  Acababa de llegar a aquel remoto pueblo después de responder a un anuncio del periódico. Yo me encontraba en la ciudad sin empleo y sin perspectivas de encontrarlo. Así que el anuncio captó mi atención. Se trataba de una vacante para trabajar como profesora en Orkside, pero no pude encontrar en ninguna parte información sobre el mismo. Ni siquiera aparecía en los mapas. Aun así, respondí al anuncio. Al día siguiente me llamó la directora del colegio de Orkside y, tras indicarme cómo llegar, me dijo, con tono de voz sumamente amable, que el puesto incluía alojamiento. No me engañó. Me aclaró que se trataba de una casa abandonada desde hacía años y que necesitaba much...