Yuki, el herrerillo cantor

Yuki era un herrerillo al que le gustaba mucho cantar. Sin embargo, en cuanto los ruiseñores le escuchaban, se burlaban de él y le ordenaban callarse. Esto le entristecía mucho y por eso cada día cantaba menos. Una tarde, Yuki vio a un anciano que se sentó bajo la sombra de un roble. Voló hacia él posándose sobre una de las ramas del árbol para contemplarlo. El anciano miró hacia arriba y, al ver al herrerillo, sonrió y le ofreció miguitas de pan sobre su mano. Yuki muy contento, se posó sobre la mano del hombre y se comió las miguitas. Cuando se sació, Yuki regresó a la rama y, agradecido, gorjeó con tanta alegría que dejó al anciano embelesado. Sin embargo, pronto llegaron los ruiseñores y, como siempre, le mandaron callar arrinconándole tras las hojas del roble. Enseguida, los ruiseñores entonaron sus bellas melodías y el anciano los escuchó un momento. Sin embargo, después, buscó al herrerillo y, al no verle ni oírle, preguntó con impaciencia: ―¿Dónde estás amiguito? ¿Sigue...