Niño Malo

Imagen de nizovatina en Freepik Dicen que soy un niño malo. Y tienen razón, porque pego a los otros niños, no estudio, me rio de los profesores, desobedezco e insulto a mis padres y le tiro de las orejas a Rufo, nuestro perro. Hace poco más de un mes que ha llegado un profesor nuevo a mi clase. Se llama Eduardo. Todo el mundo dice que es muy buena persona. Así que con él me porto peor que con nadie. Sin embargo, es paciente y nunca me regaña. Es lo que tiene ser tan bueno. Ha sonado el timbre de la clase, todos los niños se marchan, pero yo me quedo un poco rezagado. El nuevo profesor se acerca y me dice: ― Alejandro, sé que puedes cambiar, me da pena que no te des cuenta. Me burlo de él y salgo corriendo hacia mi casa. « ¿Cambiar yo? ¡ Ese hombre es tonto de remate! » pienso. Sin embargo, comienzo a entristecerme y a llorar con una amargura que nunca antes había sentido. Al día siguiente, le pregunto a Eduardo que por qué piensa que puedo cambiar siendo tan malo como soy....