Niño Malo
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Dicen que soy un niño malo. Y tienen razón, porque pego a los otros niños, no estudio, me rio de los profesores, desobedezco e insulto a mis padres y le tiro de las orejas a Rufo, nuestro perro.
Hace poco más de
un mes que ha llegado un profesor nuevo a mi clase. Se llama Eduardo. Todo el
mundo dice que es muy buena persona. Así que con él me porto peor que con
nadie. Sin embargo, es paciente y nunca me regaña. Es lo que tiene ser tan bueno.
Ha sonado el
timbre de la clase, todos los niños se marchan, pero yo me quedo un poco
rezagado. El nuevo profesor se acerca y me dice:
―Alejandro,
sé que puedes cambiar, me da pena que no te des cuenta.
Me burlo de él y salgo
corriendo hacia mi casa.
«¿Cambiar
yo? ¡Ese hombre es tonto de
remate!» pienso. Sin embargo, comienzo
a entristecerme y a llorar con una amargura que nunca antes había sentido.
Al día siguiente,
le pregunto a Eduardo que por qué piensa que puedo cambiar siendo tan malo como
soy. Él me responde:
―Crees que eres “malo” porque todos te llaman así, pero
“malo” solo es una etiqueta. Quítate esa etiqueta y sé quién realmente quieres
ser.
Esta vez no me burlo de él. Nunca había pensado en eso de las etiquetas. Intento quitarme la etiqueta de “malo”, pero me siento raro, como si no fuese yo. Aun así, persisto. Puedo cambiar, ahora lo sé.
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¡¡¡RETO!!! Con este microrrelato participo en el microrreto del blog El Tintero de Oro. Anímate y participa tú también :) Tienes de plazo hasta el 30 de noviembre de 2022.
¡Hola, Cristina! Muchas gracias por participar en el microrreto. Aquí planteas un tema muy interesante y para reflexionar. Me recuerda que no hace mucho leí un artículo sobre la influencia psicológica de las etiquetas, sobre todo en los niños. Seguro que cada caso es un mundo, pero como reflejas en tu relato, a veces es cuestión de dedicarle tiempo y comprensión a una persona para demostrarle que puede haber otra perspectiva. Un enfoque muy original para el microrreto, pues es otro tipo de antagonismo que podemos encontrar en el día a día, y también podemos hallar a un héroe entre estas líneas.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Hola, M.A.!! Muchas gracias a ti por tu propuesta de escritura!! El tema de las etiquetas mentales me parece realmente interesante. En varios libros he leído sobre el ego, y este está muy ligado a las etiquetas. El ego nos hace creer que somos de una determinada manera (todas esas etiquetas que nos hemos puesto o nos han puesto los demás) y que esa forma de ser y de actuar es inamovible. Sin embargo, por difícil que parezca podemos cambiar, y creo que el primer paso es darnos cuenta de como nos condicionan las etiquetas. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarEse niño, al reconocerse malo, ya tenía en sus manos la posibilidad de cambiar. Lo realmente malo es no querer reconocer la maldad. Si un enfermo no acepta estar enfermo, no acudirá al médico y nunca sanará. Esa es, para mí, la enseñanza de este relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así opino yo también, Josep. Lo que además, quería transmitir es que una vez que te das cuenta de que estás haciendo algo mal, si piensas que eres de una determinada manera (por ejemplo, el niño se identifica con la palabra "malo") es muy difícil cambiar, es un círculo vicioso. Por eso, creo que es muy importante tener en mente las etiquetas que nos ponemos y nos ponen y ser conscientes de ellas cuando iniciamos un proceso de cambio. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarPara reflexionar sobre lo antagónico como etiqueta. Gracias, me ha gustado.
ResponderEliminarGracias a ti, Guille, por leer este micro y por tu comentario!!
EliminarHola Cristina como te pongan una etiqueta es difícil que te la quiten, y en este caso tu protagonista quiere quitársela y dejar de ser malo.
ResponderEliminarBuen texto
Un abrazo
Puri
Hola, Puri!! Sí, estoy totalmente de acuerdo contigo, es realmente difícil quitarse las etiquetas, pero al menos hay que intentarlo ;) Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarAquí creo yo que faltaría delimitar si hay una cohorte de "malos" que le ríen las gracias, en cuyo caso veo difícil que cambie a corto plazo. En cambio si es una malo solitario quizás Edusrdo tenga éxito.
ResponderEliminarAbdazoo
Muy interesante lo que dices, Gabiliante. En este caso el entorno es una pieza fundamental para que el niño se vea motivado a mejorar. Las relaciones sociales empujan o no hacia unos determinados comportamientos. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarExcelente micro, para pensar realmente, el tema de las etiquetas es muy cierto, sin dudas con el solo hecho de pensarlo está dispuesto a cambiar, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos PATRICIA F.
Muchas gracias Patricia!! Eso es justamente lo que deseaba con este micro: hacer reflexionar sobre las etiquetas y cómo nos hacen vernos a nosotrxs mismxs. Me alegra que te haya gustado, saludos!!
EliminarHola, Cristina. Me gusta mucho el tono del micro y la voz del protagonista. Despierta ternura esa convicción de creerse tan malo y sentirse siempre juzgado. En el fondo su reflexión ya parece una petición de ayuda. Muy buen reto.
ResponderEliminarHola, Marta!! Creo que si al niño todos le dicen que es malo y él mismo piensa que es malo, es muy difícil que cambie, a no ser que sea consciente de que "malo" solo es una etiqueta que puede quitarse y así poder cambiar a mejor. Pienso que en general no somos conscientes del inmenso poder de las palabras, tanto para bien como para mal. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarHola Cristina excelente historia, la etiqueta se convirtio en pegatina que el muchacho se quitara. :) Buena semana.
ResponderEliminarHola, Ainhoa!! jajajaja, me gusta mucho esa idea de la etiqueta como una pegatina que se puede quitar :) Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarEl primer paso es aceptarlo, el segundo querer cambiarlo, y el tercero ya hacerlo. Veo que tu villano ha reencauzado sus pasos, esperemos que siga así, ya que ser tú mismo parece ser difícil.
ResponderEliminarUn abrazo, Cristina
Ahí, está la clave, Pepe: "ser uno mismo", eso es lo realmente importante y para mí, en esa búsqueda de encontrarnos a nosotrxs mismxs, tenemos la oportunidad de conseguir ser mejores personas. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarLas etiquetas. Que malas son y como las necesitamos siempre para todo. En fin, espero que podamos cambiar y ser un poco mas flexibles y no tener que etiquetarlo todo, como si fuesemos productos del super.
ResponderEliminarMe gustó mucho , Cristina. Un abrazo.
No podría decirlo mejor. Justamente ese es el problema: etiquetarnos y etiquetar a los demás como si fuésemos productos del super. Cuánta razón tienes, ojalá cambiemos y seamos más conscientes del daño que nos hace etiquetarlo todo de una forma tan inflexible. Muchas gracias, Pedro y un abrazo!!
EliminarHola, Cristina, un muy buen relato que te arrastra a la reflexión casi sin querer. Las etiquetas, los niños y su relación con la maldad, cuestión no tan evidente pues a los niños les suelen atribuir ser el cofre donde se atesora la inocencia más prístina hasta que es mancillada por los adultos de diferentes maneras. Sin embargo hay también quien defiende que los niños nacen con una carga de maldad intacta y virginal, el pecado original, con la que venimos a este mundo de forma involuntaria pero por la cual pagamos personalmente. Las etiquetas de un modo u otro no dejan de hacer su función en nuestras sociedades. Me ha gustado tu micro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Carles!! Tu comentario me parece realmente interesante. Es cierto que he escogido a un niño para el relato, pero en realidad, pienso que todos estamos atrapados en las etiquetas. Me da pena que no nos demos cuenta que cada día es una nueva oportunidad y que todo cambia ¿por qué entonces no podemos cambiar nuestra forma de pensar y de actuar? ¿Por qué parece que estamos atrapados y siempre pensamos y actuamos de igual manera? ¿Por qué cometemos los mismos errores una y otra vez? Yo pienso que si identificásemos y nos liberásemos de esas etiquetas inamovibles que nos hacen daño, podríamos resolver muchos de nuestros problemas. Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarHola Cristina un buen micro, al final el niño pudo ver que podía cambiar de actitud.
ResponderEliminarLo he disfrutado mucho, besos de flor.
Hola, Flor!! Qué alegría que te haya gustado. Muchas gracias y besos!!
EliminarHola Cristina, muy buen relato. Un mini-villano que al final se da cuenta que no lo es tanto. Seguro crece para ser un hombre de bien. Un placer leerte, saludos.
ResponderEliminarHola, Ana!! jajaja sí, es un mini-villano y también estoy segura de que se convertirá en un hombre de bien. Muchas gracias por tu comentario y saludos!!
EliminarCierto que muchas veces no nos paramos a ver el fondo real de lad personas, Nos limitamos a prejuzgar y poner etiquetas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así lo veo yo también, Francisco. Nos encanta prejuzgar a los demás y ponerles etiquetas y eso no ayuda en nada, sino todo lo contrario. Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarLe has dado al reto un aire original, consiguiendo que el héroe se gane al verdugo y poniéndole al micro un final feliz.
ResponderEliminarBuen relato, Cristina.
Un abrazo.
Me alegra mucho que te haya gustado, Macondo. Lo cierto es que cuando envié el relato pensé que no se ajustaba mucho a lo que pedía el reto, pero con vuestros comentarios ahora lo veo totalmente integrado :) Muchas gracias y un abrazo!!
Eliminar¡Hola, Cristina! Un muy buen micro que incluye no solo la esencia del nacimiento del villano, la incomprensión, sino que también das la receta, la comprensión. Y es que dejando al margen casos patológicos, no existe mejor manera para alejar la maldad que anida en nosotros que hacernos sentir que somos parte del todo, hacernos ver que tras la coraza somos tan personas como los demás. La frustración y la desesperación solo pueden combatirse como hizo ese profesor. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David!! Qué bonito tu comentario, me encantaaa!! Esas palabras que dices: comprensión e incomprensión son esenciales, a mi modo de ver, a la hora de ayudar o perjudicar a alguien. Cambiar no es fácil, pero si tu entorno es comprensivo, tienes más probabilidades de lograrlo que si todxs te dan la espalda. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
Eliminar¡Hola, Cristina! Cuánta ternura me ha inspirado el "niño malo". Y qué importante la actitud de un observador, en este caso el profesor, para cambiar en cara la cruz de la moneda. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarHola, María Pilar!! Pienso en la suerte que es tener profesorxs que se preocupan por sus alumnxs más allá de que aprueben o suspendan, sino por su bienestar. Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarHola, Cristina. Me ha gustado este micro didáctico. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Isan!! Cuánto me alegro. Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarUn relato muy esperanzador. A veces uno solo es lo que se espera de él, lo que responde a la fama que tiene. Poder y saber cambiar es algo muy positivo.
ResponderEliminarUn beso.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Rosa. Qué alegría que este micro esté generando tantas buenas reflexiones. Muchas gracias y un beso!!
EliminarA veces se tiene tanto miedo a ser quien se es, que calzarse una etiqueta nos ayuda más que un bastón. Lo terrible ocurre cuando ya no la podemos despegar. Buen micro. Un abrazo
ResponderEliminarJuana, lo que dices me hace pensar esto: las etiquetas son como bastones que no necesitamos porque podemos caminar sin ellos perfectamente. Lo malo es que cuando nos acostumbramos a llevar el bastón creemos que ya no podemos caminar sin él. Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarHola Cristina. Nos acercas otra visión del villano, el que se arrepiente y se reconduce, autoconvenciéndose de que es él mismo quien decide su destino. La niñez es buena edad para dar ese paso, y la aparición de ese ángel salvador que confía en el chaval es un tabla de salvación para ese niño. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge!! He escogido a un niño para el relato, pero me gustaría que la historia se extendiese a cualquier edad. Aunque sé que cambiar es muy complicado, estoy convencida de que todxs podemos decidir nuestro destino. Te agradezco mucho el comentario, un abrazo!!
EliminarHola, Cristina. Siempre he pensado que insistir en decirle a un niño que es malo y contar "sus maldades", sobre todo en su presencia, acaban por marcar la etiqueta en el protagonista.
ResponderEliminarMuy bien retratado en tu relato.
Un saludo.
Hola, Carmen!! Exacto, al repetirle a un niño que es malo, forjará su personalidad en base a esa etiqueta y pensará que no puede hacer nada más que ser malo. Mucha gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarHola, Cristina. Un relato cargado de esperanza para muchos niños "malos". Ojalá hubiera muchos más Eduardos por el mundo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Bruno!! Te agradezco mucho el comentario. Un abrazo!!
Eliminar¡Hola Cristina! Creo que tu relato refleja muy bien el llamado, en psicología y pedagogía, Efecto Pigmalión. Si desde pequeños nos están diciendo siempre, una y otra vez, que somos malos, al final acabamos por creérnoslos y actuamos en consecuencia a esa creencia. Y así con todo. Si los adultos continuamente les decimos a los niños los malos estudiantes, torpes o malos que son, al final acaban por creer, como Alejandro, que simplemente son así y se comportaran en base a esa etiqueta. Por eso es tan importante que en vez de reforzar las cosas que no saben hacer e incidir sobre los fallos, nos centremos en potenciar sus aptitudes a través de comentarios positivos que les ayuden a mejorar. Ojalá más profesores como Eduardo. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Rocío!! No conocía el Efecto Pigmalión. Acabo de leer sobre ello y por lo visto viene de la mitología griega. Me parece muy interesante. El poder de la mente y de las palabras, es inmenso en mi opinión, lo que pasa es que no nos molestamos en conocerlo. Espero que vayamos cambiando. Muchas gracias por tu comentario y un saludo!!
EliminarHola Cristina!! Me gusta mucho el relato porque incide en algo muy importante, conseguir que un niño sea héroe o villano depende mucho de cómo lo tratemos, las etiquetas son terribles, refuerzan lo negativo. Muy buen relato, un abrazo.
ResponderEliminarHola Lola!! Qué alegría que te haya gustado. Así lo veo yo, exactamente como tú dices: "las etiquetas refuerzan lo negativo". Muchas gracias y un abrazo!!
EliminarHola, Cristina. Tocas el tema de las etiquetas y es cierto. En mi época por cualquier cosa te llamaban maleducado o sinvergüenza, lo pensabas y el adulto que te lo decía bien que se lo podría aplicar para sí por abusador e intimidante.
ResponderEliminarSaludos
Hola, JM!! Sí, desde luego tienes mucha razón en lo que dices. Los tiempos han cambiado, pero continuamos juzgando y etiquetando a los demás con demasiada facilidad. Creo que es bueno reflexionar sobre esto. Muchas gracias y saludos!!
EliminarHola Cristina, me encanta tu micro, me transmite ternura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Dakota!! Me alegro mucho de que te haya gustado. Muchas gracias y un abrazo!!
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