Libre

Belinda era una anciana que caminaba con ayuda de su bastón. «¡Ay si pudiera conducir mi motocicleta! ¡Podría desplazarme sin tanta dificultad!». Se lamentaba constantemente. Y es que su vista ya no era buena y por eso no se atrevía a conducir. Un día, fue a visitarla, Jorge, el inventor del pueblo, y le ofreció como regalo una motocicleta que él mismo había construido. ―Es mágica, por eso en ella irás segura. No sufrirás ni provocarás ningún accidente. Belinda, sin vacilar, se subió a la motocicleta, arrancó y comenzó a conducir. Sonreía feliz y gritó agradecida: «¡Vuelvo a sentirme libreeee!».