Un pájaro enjaulado
El gramófono emitía un sonido idéntico al triste gorjeo de un pájaro enjaulado. Iba a apagarlo cuando alguien llamó a la puerta. La abrí y me quedé asombrada al descubrir, a mis pies, un capazo dentro del cual dormía un bebé. Lo cogí en brazos y lo acuné. El bebé abrió los ojos rebosantes de vida y me miró. Le sonreí con ternura. En ese instante, pude escuchar que el sonido que emitía el gramófono había cambiado. Ahora el canto del pájaro era alegre porque había escapado de la jaula y podía volar en libertad. ***** ¡¡¡RETO!!! Con este microrrelato participo en el reto del mes de febrero, propuesto por Lídia Castro Navàs .