Venganza
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Liam rompió con su novia. Le resultó muy difícil hacerlo porque aún la quería. Sin embargo, hacía días que sabía que ella le estaba siendo infiel y aunque Liam intentó hacer como si no pasara nada, no pudo soportarlo por más tiempo.
Para sentir un poco de consuelo, fue a casa de su amigo Gregor y este le ofreció un licor frutal que, según le explicó, había comprado en uno de sus innumerables viajes al extranjero. El caso es que Liam para ahogar sus penas bebió más de la cuenta.
Se quedó dormido
en el sillón del piso de Gregor y cuando despertó, de madrugada, notó que algo
iba mal dentro de su cabeza. Sus pensamientos eran caóticos y extremadamente
negativos: que si era un fracasado, que si nadie le quería, que si jamás encontraría
el amor…
Estuvo rumiando
estos pensamientos durante horas hasta que de repente una desconocida maldad
empezó a apoderarse de él. Hasta que llegó a convencerse de que el único
responsable de que le fuese tan mal en la vida era Héctor.
Ese tipo le hizo bullying
durante su adolescencia, cuando iba al instituto. Y es que Héctor, siempre se
metía con él y como era el líder de la clase, no dejaba que nadie se acercase a
Liam, por lo que le condenó a una insoportable soledad.
Entonces Liam tuvo
una idea: Iría a por Héctor y le haría sufrir tanto como él había sufrido y
sufría. Cogió un cuchillo de la cocina de Gregor y lo guardó en el bolsillo de
su chaqueta. Y en cuanto amaneció, salió de la casa de su amigo sin despedirse
y se dirigió a la casa de Héctor que por desgracia no estaba muy lejos.
De hecho, se lo
encontraba muy a menudo y Héctor tenía el descaro de saludar a Liam siempre con
su falsa y patética sonrisa. «Se va
a enterar ese gilipollas», se
dijo lleno de un profundo odio. Y mientras caminaba imaginando su gran venganza,
una mujer mayor se cayó al suelo repentinamente frente a él. Liam sin dudar le ayudó a levantarse. La mujer a pesar del dolor le sonrió
tiernamente y le miró fijamente a los ojos.
―Muchas
gracias, joven.
―¿Está
bien?
―Sí,
sí, estoy bien. No te preocupes. Gracias, muchas gracias por ayudarme. Eres un
buen muchacho.
La señora mayor
continuó caminando cojeando un poco. Liam sintió que debía acompañarla, pero su
venganza no podía esperar. Y en ese momento, pensó: «Me ha dicho que soy un buen muchacho, pero muy
pronto dejaré de serlo». Y este pensamiento le hizo pararse en seco
preguntándose qué le estaba ocurriendo. Se sentó en un banco y tocó el cuchillo que llevaba en su bolsillo. Sintió
terror. «¿De verdad estaba
dispuesto a hacer daño a Héctor? ¿Cómo había llegado a ese punto?».
Cogió su móvil y llamó a Gregor para preguntarle por la
bebida, pues la única explicación que encontró es que el licor le hubiese
provocado esos pensamientos. Sin embargo, su amigo le dijo que él
también había bebido y no sentía nada extraño.
Liam, aterrado, acudió a urgencias donde fue atendido por
una psiquiatra que le diagnosticó trastorno de la personalidad y le recetó una
medicación. Liam nunca se había medicado, y no le gustaba tener que hacerlo
pero decidió tomarse la medicina todos los días. A partir de entonces tuvo que
lidiar cada día con esa maldad que se había instalado dentro de su cabeza, pero
gracias a la medicación conseguía mantenerla a raya cada vez que aparecía.
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¡¡¡RETO!!! Esta historia ha surgido a partir de la propuesta de M.A. Álavarez en su interesante artículo publicado en El Tintero de Oro. Consiste en escribir un relato en el que el personaje protagonista queda dividido/a en dos mitades: la “buena” y la “mala”. Esta división puede ser física (como en la novela El vizconde demediado, de Italo Calvino) o psicológica. El plazo es hasta el 25 de febrero de 2024. ¡Os animo a leer los relatos participantes y a escribir vuestro propio relato!
Hola Cristina un relato que va a lo importante. Que bien que el protagonista fuera capaz de sobreponerse y ser consciente de sus problemas. Muy bien escrito. Buen finde. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Ainhoa!! Sí, el protagonista tuvo un momento de lucidez y supo actuar rápidamente para evitar que la enfermedad lo dominase por completo. Muchas gracias por tu comentario. Feliz finde y un abrazo!!
EliminarMe alegra mucho que hayas escogido como detonante del cambio ( frenazo en este cas) la alusión a ser buena persona; casi sinonimo de tonto, hoy en día. Porque sale de forma automática, parece carente de mérito. pero el mérito está en frenar a la mala persona qie también llevamos. Yo diría que la medicación le sobra.
ResponderEliminarAbrazoo
Así es, Gabiliante, parece que en nuestra sociedad ser "buena persona" es sinónimo de ser tonto/a. Es una pena que sea así, pero tienes toda la razón. Ojalá luchásemos más cada día por ser mejores personas, seguro que el mundo sería un lugar mejor.
EliminarEn este caso, la medicación no le sobra, porque la maldad le llega al protagonista a través de una enfermedad mental. Y he querido resaltar que la medicación le ayuda, porque en general parece que tomar medicamentos para tratar cualquier enfermedad está bien, pero cuando se trata de enfermedades mentales, la primera reacción es pensar que no hay que medicarse y en mi opinión, es todo lo contrario.
Te agradezco tu comentario, un abrazoo!!
Lo positivo es que tu personajfue consciente de su trastorno antes de que fuera demasiado tarde. En contra de alguna opinión de algún compañero, a Gabiliante que lo tengo de vecino de arriba, es que no lo considero una moralidad (bueno o malo), sino una enfermedad, almenos en el modo en que has contado la historia. Es mi forma de verlo, aunque lo mismo estoy equivocada.
ResponderEliminarUn beso, Cristina.
Exacto, Tara, este relato no trata de moralidad, sino de una enfermedad, tal y como bien dices. Se lo he indicado a Gabiliante, y quiero aclarar una vez más, mi punto de vista: la medicación para tratar las enfermedades mentales es necesaria. Ojalá se crease más conciencia sobre esto porque la realidad es que muchos pacientes con enfermedad mental abandonan la medicación y creo que es un error.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, y un beso para ti también!!
¡Hola, Cristina! Es curioso tu relato, tiene un componente fantástico, como es esa bebida que supuestamente desencadena la doble personalidad, pero también una parte muy realista: una parte negativa surgida de traumas pasados. Hay momentos del pasado que pueden llegar a atormentar mucho si no se superan (por ejemplo, en esta historia hablas de bullying). ¡Muy buen enfoque para despertar esa parte "malvada"!
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, M.A.!! Antes de nada quiero agradecerte tu propuesta de escritura sin la cual esta historia no habría nacido :)
EliminarEs así: hay malos momentos del pasado que pueden atormentar mucho y hay que hacer todo lo posible por superarlos. Porque todos esos traumas al final pueden despertar una enfermedad mental. Me alegra que te haya gustado el enfoque. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
Hola Cristina. La bebida actúa como elemento desencadenante de algo que Liam ya llevaba dentro y que se fue acumulando a lo largo de una niñez y juventud de sinsabores. En cualquier caso aunque el punto de partida sea malo, las herramientas para cambiar son unicamente nuestras. Al que la bebida, la anciana actúa como detonante del cambio para mejor que opera en el muchacho y por suerte consigue sobreponerse y buscar ayuda. Un abrazo.
ResponderEliminarHas resumido la historia muy bien :) Es así como funciona, las cosas negativas que nos ocurren si no las liberamos se van acumulando en nuestro interior y al final pueden volverse contra nosotros.
EliminarTal y como dices: La anciana es el detonante para que el protagonista busque ayuda. En la absoluta oscuridad, siempre surgen un rayo de luz que nos indica el camino a tomar. En este caso el protagonista se aferra a esa luz. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
Hola, Cristina. Qué terrible sufrir una enfermedad mental y no ser consciente de ello. Nuestro protagonista a punto estuvo de cometer un error pero un hada madrina en forma de anciana se cruzó felizmente en su camino.
ResponderEliminarUn placer leerte, como siempre.
Un abrazo.
Hola, Bruno!! jajajaja, me gusta que hayas llamado "hada madrina" a la anciana. Y es que a veces una palabra de agradecimiento y de amabilidad puede tener un gran efeco en los demás. Me alegra mucho que te haya gustado. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo!!
EliminarHola, Cristina. Imagina que Liam ya tenía la enfermedad sin saberlo, la bebida tan fuerte le explotó en la cabeza y le sacó su peor versión. Lo fácil habría sido dejarse llevar por sus impulsos, lo difícil detenerse a pensar en las palabras de la señora. Me ha gustado mucho cómo resuelves el problema porque un trastorno de personalidad te acompaña toda la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, María Pilar!! Es cierto, Liam consiguió darse cuenta y eso es extremadamente difícil. Y efectivamente: "un transtorno de personalidad te acompaña toda la vida". Así que Liam siempre tendrá que estar muy atento, para evitar que dicha enfermedad (esa parte mala) se apodere de él. Te agradezco mucho tu comentario, un abrazo!!
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