Tarta de fresas con nata

 

Imagen tomada de pequerecetas.com

Tenía una misión: hacer una tarta de fresas con nata para el cumpleaños de mi hermana pequeña. Y, a la vez, tenía un grave problema: apenas sabía cocinar y nunca antes había hecho una tarta. En fin, ¿que cómo me comprometí a hacer la dichosa tarta? Pues de la forma más tonta que cabe imaginar.

Yo había quedado a merendar con mi novio Nando, con el que llevaba saliendo exactamente un mes y cuatro días. Sin embargo, esta vez tendría que ir con mi hermana puesto que nuestros padres se habían ido de viaje de negocios durante dos semanas.  

Siempre me sentía muy bien con Nando y todas nuestras citas habían ido de maravilla así que deseé con todas mis fuerzas que esta vez nos fuera igual de bien. Pero tenía miedo de que Sofía lo echara todo a perder, porque a ella le encantaba criticarme en cuanto tenía la ocasión y eso me sacaba de mis casillas.  

En cuanto mi hermana me vio arreglándome me preguntó:

¿Vas a quedar con tu novio?

Sí, y tú vas a venir conmigo le respondí con una sonrisa.

Ella me miró con los ojos pletóricos de alegría. Entonces le dije:

Oye, Sofía, a mi novio tú no le digas nada malo de mí. ¿Vale?

Le diré que eres muy mandona replicó ella.

Sofía, ¡por favor!

Y entonces, desesperada, se me ocurrió proponerle:

Si te portas bien y no hablas mal de mí, te haré una deliciosa tarta de fresas con nata para tu cumple. ¿Qué te parece?

Una inmensa alegría volvió a aparecer en los ojos de mi hermana.

―¿De verdad? ¡Pero si tú nunca cocinas!

―Pues esta vez cocinaré para ti. ¿Trato?

―¡Sí, trato! ―me respondió ella muy contenta.

Me sentí tranquila, había conseguido lo que quería. Estaba convencida de que hacer una tarta sería muy sencillo y Sofía se portaría bien. Me felicité por mi increíble agudeza mental.

Cuando llegamos a la cafetería, Nando ya estaba esperándonos sentado a una mesa. Nos saludamos y le presenté a mi hermana. Mientras merendábamos, él y yo manteníamos una conversación fantástica y Sofía permanecía en silencio. Iba todo genial hasta que a Nando se le ocurrió la fantástica idea de decirle a mi hermana:

Estás muy callada, Sofía. ¿Cuántos años tienes?

Ocho respondió ella y sin un atisbo de timidez continuó diciendo: Aunque este domingo cumpliré ya nueve años. Y estoy muy contenta porque Laura me va a preparar una tarta de fresas con nata, que es mi preferida.

¡Vaya, Laura! Eres una caja de sorpresas. ¡Una tarta casera! ¡Seguro que está deliciosa!

Yo noté que mis mejillas se sonrojaban, pero traté de seguirles la corriente asintiendo con una sonrisa. Y además, sin darme cuenta compliqué aún más las cosas cuando dije:

―Si quieres venir… estás invitado, Nando.

―¡Ay, muchas gracias! Me encantará celebrar ese cumpleaños con vosotrasdijo muy animado mirándonos alternativamente a Sofía y a mí.

Tras despedirnos, tan solo tenía una idea en mente: en los cinco días que faltaban para el cumpleaños de mi hermana, debía aprender a hacer una tarta de fresas con nata. Pero estaba segura de que me llevaría poco tiempo conseguirlo porque era la mejor de mi clase en matemáticas. Razoné que si se me daban bien los números también se me daría bien la repostería, que claramente debía ser infinitamente más sencilla.  

Busqué la receta en el móvil e hice una captura de pantalla de los ingredientes:

  • 1 Bizcocho genovés o de tarta cortado en 3 discos
  • 800 ml de nata para montar
  • 100 g de azúcar glass
  • 1 Kg de fresas
  • 2 cucharadas de queso de untar tipo Philadelphia
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 1 oblea de gelatina neutra
  • Canela en rama

La tarde siguiente fui con mi hermana al súper para comprarlos. Cuando llegamos a casa, Sofía me dijo que quería verme hacer la tarta, pero le ordené que permaneciera en su habitación haciendo los deberes. Ella me obedeció a regañadientes y, sin perder un minuto, me dispuse a hacer la tarta en un santiamén. Pero, sorprendentemente, mi primera tarta fue una decepción absoluta. Quise mantenerme positiva y pensar que en las cuatro tardes restantes mejoraría. 

De modo que cada una de esas cuatro tardes, mientras Sofía hacía los deberes en su habitación, yo aprovechaba y me metía en la cocina esforzándome al máximo para hacer una tarta decente. Sin embargo, el resultado que obtenía siempre era el mismo: un desastre, tanto de aspecto como de sabor.

Desesperada, pensé que lo mejor sería comprar la tarta en la pastelería y decir que la había hecho yo. Nadie se daría cuenta y el problema estaría solucionado. Así que el domingo muy temprano compré una tarta congelada y la guardé en la nevera sin que mi hermana me viese.

Total, que cuando llegó Nado por la tarde, Sofía y yo le dimos la bienvenida y los dos se sentaron a la mesa del salón. Saqué la tarta de la nevera y la miraron con ojos golosos.

Sofía apagó las velas de un soplido, le cantamos el cumpleaños feliz y tras repartir tres porciones de tarta, comenzamos a comer.

¡Mmmm, qué tarta más rica! ¿Verdad, Sofía? dijo Nando.

Sofía asintió con la cabeza sin dejar de comer.

Empecé a sentirme mal por haberles engañado, pero ya no había vuelta atrás. Además, no quería revelar la verdad y estropear el momento.

Cuando Nando se marchó le dije a mi hermana:

―Sofía, me alegra que te haya gustado la tarta.

Entonces se puso muy seria.

―¿Qué te pasa? ―le pregunté desconcertada.

―¡No me ha gustado nada! ―me gritó.

―¿Cómo que no? Cuando te ha preguntado Nando le has dicho que sí ―le dije sin entender su enfado.

―¡Mentí! ¡Me gustan más las otras tartas! ¡Las que haces tú!

―¿Las que hago yo? ―creí que me iba a desmayar.

―Sí, las probé y estaban muy ricas. ¿Por qué las tirabas a la basura? ―me preguntó con los ojos llorosos y exclamó―: ¡Yo esperaba una tarta hecha por ti! ¡No una comprada!

Así que no sé de qué forma, sin que yo me diera cuenta, Sofía había probado mis horribles tartas. ¡Y le habían gustado! Había descubierto mi mentira y me sentí muy avergonzada.  

―Lo siento mucho, Sofía ―me disculpé temblándome los labios.  

―Bueno, tampoco estaban tan ricas ―me soltó. Las dos nos miramos y nos echamos a reír.

Después de reírnos con ganas un rato, Sofía se fue a su habitación. En aquel momento llegué a la conclusión de que  mi hermana era demasiado inteligente para mí, aun siendo yo siete años mayor que ella y siendo ella una abnegada para las matemáticas.  Entonces pensé en Nando, crucé los dedos para que al menos él no se hubiese dado cuenta del engaño. Estaba muy angustiada y al cabo de un rato, recibí un WhatsApp. Era de él.

"Gracias por la invitación. Me lo he pasado muy bien. Pero entre tú y yo, creo que no deberías engañarle a tu hermana. Me refiero a la tarta…"

Me derrumbé en el sofá. Lo cierto era que no estaba acostumbrada a mentir, pero esta experiencia me hizo no querer mentir nunca, nunca más.


⛧.•*¨*•.¸¸⛧.•*¨*•.¸¸⛧.•*¨*•.¸¸⛧ .•*¨*•.¸¸⛧.


¡¡¡RETO!!!
 Con este relato participo en el VadeReto del mes de julio propuesto por JascNet en su blog Acervo de Letras
El reto consiste en escribir un relato que gire en trono a una receta de cocina. E
l género del relato, el escenario, los personajes y el momento son libres, aunque se sugiere que se le puede dar a la historia un tono divertido, desenfadado, irónico o cómico. ¡Os animo a participar!

Comentarios

  1. ¡Genial, Cristina!
    Es una historia muy dulce, más allá de la sabrosa tarta, donde nos muestras la picaresca y la habilidad de los hermanos pequeños para llevarse al huerto a los mayores.
    El relato tiene muchas lecturas: La complicidad de las dos hermanas, más allá de la siempre rivalidad; lo difícil que resulta mentir para los que no sabemos hacerlo, nos cogen incluso antes de intentarlo; la sinceridad que fluye a la luz, cuando nos descubren con la melosa mirada del que nos quiere; la necesaria franqueza de un verdadero amor, hay muchas formas de mandar un mensaje; y el talento narrativo con que tú eres capaz de contarnos una historia, que parece simple, pero llena de ternura y moralejas.
    Muchas gracias por tu sabrosa receta, aunque solo probaré una cucharadita, soy diabético, y por sacarme una sonrisa en la cara y otra en el corazón.
    Abrazo grande.

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    Respuestas
    1. ¡¡Muchas gracias, Jose!! Has visto muchas cosas bonitas en el relato, cosas en las que ni siquiera yo había pensado jajajajaja. Te confesaré algo: Hace muchos años, quería ser una "gran escritora" y me pasaba tiempo leyendo a los clásicos y me desmotivaba porque no conseguía escribir como aquellos autores y autoras consagrados/as. Pero desde que retomé la escritura tiempo después, me he dado cuenta de que me gusta mi forma de escribir, aunque no sea tan literaria ni tan bella. Intento que sea lo más sencillo posible de entender y eso es lo que realmente me gusta. He tardado mucho tiempo en darme cuenta, en dejar salir a la escritora que llevo dentro, pero como dice el refrán: "más vale tarde que nunca" 😆.
      Si te digo la verdad, como dicen que comer mucho azúcar no es bueno, intento no comer dulces, aunque me encantan. Así que te acompañaré tomando solo una cucharadita. Pero solo una eh?? jajajaja.
      Muchas gracias a ti por el VadeReto de este mes, como siempre tan inspirador y por tus maravillosas palabras. Me alegra enormemente haber conseguido sacarte esas sonrisas. 😜
      Otro abrazo grande para ti!!

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  2. Ja, ja, ja, ja.
    Ayayayayay si es que Laura es una cría de 16 años, con razón estaba tan taquicárdica por no defraudar. Eso se pasa con la edad, además que normalmente, nuestros allegados acaban queriéndonos tal como somos.
    Un relato tan bonito como una tarta de fresas 🍰

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    1. Sí, la pobre Laura quería quedar bien con todos y se mete en el enredo ella sola 😂. Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias y un abrazo!!

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  3. Jajaja, sí, las hermanas mayores siempre tenemos el "problema" de las hermanas pequeñas inteligentes y ellas tienen el contrario, porque tampoco se esperan que sepas lo que han hecho mal. Pero ya le llegará su momento a Sofía y entenderá a su hermana... jajaja
    Genial, Cristinna. 😂

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  4. Hola Cristina, me gustó tu relato. Es verdad que los hermanos menores son capaces de "pescarnos" en nuestras mentiras que aunque sean inocentes y de "buena intención", no dejan de ser mentiras. El relato tiene un ritmo muy bueno, se lee con interés y deja un buen sabor de boca, sabor a tarda de fresas con nata... Saludos.

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  5. Hola, Cristina, la pobre chica se puso el listón muy alto, no cocina nunca y encima quiere hacer una tarta de fresas con nata, a mí solo de pensarlo se me cae la baba del susto y de lo rica que está...
    Un abrazo. :)

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  6. Creo que a veces comprar el plato y hacerlo pasar por elaborado en casa no es mala idea, ...., y vaya que tener hermanos menores muy listillos o precoces es un karma total.

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