Avalancha de palabras
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Imagen de dae jeung kim en Pixabay |
Alicia caminaba despacio mientras escuchaba con atención a
Fernando. Apenas había dormido y comido, pero aún así se esforzaba por mantenerse
al tanto de lo que él decía. Llegó a una plaza y deseó elegir una dirección, pero a ella le costaba tomar decisiones. Así que Fernando le
dijo que girase a la derecha y ella le obedeció como siempre hacía.
Fernando no paraba de hablar a toda velocidad. Alicia estaba
aturdida ante la avalancha de palabras, pero se esforzaba por entenderlo. Sin
embargo, le costaba recordar tanta información.
Aun así, Alicia se daba cuenta de que en el discurso de
Fernando había incoherencias, cosas sin sentido e incluso burdas mentiras, pero
no se atrevía a decirle nada. Temía que él dejase de hablarla, que se marchara,
que la abandonase para siempre.
Era tan agradable su compañía y tan terrible la soledad…
Fernando era el hombre a quien ella había entregado su corazón y ahí estaba él,
que no paraba de asegurarle que nunca la abandonaría.
Alicia, dócil escuchaba y obedecía las órdenes de Fernando. Cuando
ella se detuvo ante un semáforo en rojo, él le dijo que cruzase.
Afortunadamente, no vino ningún coche. Después él le dijo: “gira a la derecha,
gira a la izquierda, sigue todo recto y ahora entra en el parque”. Alicia
siguió minuciosamente cada instrucción y una vez entro en el parque, Fernando
le ordenó que se sentara en un banco. Se trataba de un banco muy especial, pues hacía
un año, mientras los dos estaban sentados allí, él le declaró su amor.
Fernando calló por fin y Alicia empezó a hablarle sin parar.
Esta vez fue ella quien soltó una avalancha de palabras. Quienes pasaban por
allí veían a una mujer joven hablando sola.
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Hola Patricia. Me encanta el relato. Alicia seguía haciendo el mismo camino y escuchando la voz de Fernando a pesar de que él ya no está.
ResponderEliminarEse recuerdo de hacer todo lo que le decía es muy significativo , descubre, o al menos a mí me lo parece una historia de dominio sobre ella, quizás un maltrato psicológico o incluso física.
Tal vez Alicia se ha liberado definitivamente de él.
Para mí has gestionado a la perfección tú reto.
Un abrazo grande
¡Hola, Nuria! Soy Cristina ;) Me alegra que te haya gustado el relato. Exactamente, es como dices: a pesar de que Fernando no está con Alicia este sigue ejerciendo un dominio sobre ella. Lo que realmente quería reflejar es que Alicia ha perdido la cabeza y por eso cree que Fernando está ahí con ella hablándola y hace todo lo que imagina que él le dice. Te agradezco mucho tu comentario. ¡Otro abrazo grande para ti!
EliminarDisculpa Cristina, tuve un lapsus, besitos
EliminarMe dejaste helada con el giro final, no sé si él la abandonó, se murió o simplemente tanto la ha influenciado que la volvió loca o tal vez ella lo ha soñado todo.
ResponderEliminarMuy buena historia para este reto.
Un abrazo.
PATRICIA F.
¡Hola, Patricia! Sí, con el giro final quise dejar claro que Alicia perdió la cabeza. Es alguien que ha sufrido mucho y como bien intuyes Fernando le hizo mucho daño. Ahora él no está con ella (no doy el motivo si es porque la abandonó, murió, etc.), lo importante es que a pesar de no estar ahí con ella sigue haciéndola daño y el mensaje que quería transmitir es el de que la hace daño porque ella lo consiente, está como drogada ("Era tan agradable su compañía y tan terrible la soledad…") prefiere estar con alguien que la hace daño a estar sola. Quise reflejar ese pensamiento como el punto de partida de la enfermedad mental de Alicia. Te agradezco mucho tu comentario. ¡Un abrazo!
EliminarSigue bajo la influencia de Fernando aunque esté muerto. Hay daños que son irreparables.
ResponderEliminarExacto, sigue bajo su influencia, la pregunta es: ¿podría liberarse de dicha influencia? Él ya no está y sin embargo, Alicia no quiere aceptar que le hace daño, tanto como para llevarla a la locura. ¿La soledad es tan mala como nos la pintan? ¿No es muchísimo peor hacernos dependientes de alguien que nos hace daño? ¡Muchas gracias por tu comentario!
EliminarUn hermoso texto que refleja el daño que una persona es capaz de hacer a otra, hasta el punto de hacerla enloquecer. Algunas personas se ven enredadas en ese tipo de relaciones y no son capaces de salir de ellas.
ResponderEliminarUn abrazo!