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Mostrando entradas de junio, 2024

Soledad

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  Imagen de  Vanesa  en  Pixabay Recuerdo el primer día que desperté en la oscuridad sin ti. No podía creer que ya no estuvieses conmigo. Ya nunca me protegerías del mal, de las pesadillas, de mí misma. Simplemente te marchaste sin ni siquiera despedirte. El dolor era insoportable. Para sobrellevarlo, llegué a pensar que, quizás, tu presencia en mi vida tan solo fue una ilusión. Pero esta noche es diferente. He dejado la oscuridad a un lado y, asomada a la ventana, escribo estas palabras en un trozo de papel. Bajo la mirada luminosa y atenta de la luna llena, no me siento tan sola. Ella me hace compañía, incluso siento que me ama y que siempre estará ahí. No como tú que, de repente, te desvaneciste. ¡No! ¡No puede ser! Ahora mismo estoy viendo algo que me está dejando sin aliento. Mi corazón palpita con fuerza. No sé cómo, pero puedo ver tu sombra en la luna . ¿Acaso me dejaste a mí para irte con ella? ¿Es a ella a quien amas? Me has arrebatado todo. Incluso la c...

Amor verdadero

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  Imagen de  Brigitte Werner  en  Pixabay Íbamos Miguel y yo cogidos de la mano a la feria del pueblo. A él le encantaba y a mí, la verdad, me aburría soberanamente. De hecho, me agobiaba el bullicio de la multitud, no conseguía digerir la comida basura de los tenderetes y no podía subirme a las atracciones porque me mareaba.   En cambio, Miguel disfrutaba muchísimo, especialmente con las atracciones a las que subía una y otra vez. Y yo, que pretendía no ser egoísta, hacía el gran esfuerzo de sentirme feliz por él. Incluso le guardaba la cola de la siguiente atracción a la que quería subirse para que perdiera el menor tiempo posible esperando. Aunque he de decir que no salió de mí aquella idea, sino que él me lo “pidió”, o más bien, hablando con propiedad, me lo ordenó expresamente. Y como nunca le negaba nada ahí estaba yo, sola, esperando en la cola de la noria.   En la feria no había nada que hubiera llamado mi atención, hasta que de repente, a pocos...

Nueva realidad

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Cuando desperté no podía creer dónde me encontraba. Estaba sobre un jergón en un pequeño cuarto provisto de una ventana. A través de esta pude ver las ramas de un árbol con sus hojas ovaladas y sus flores de color blanco.   Me puse en pie y me asomé por la ventana. Al mirar hacia abajo, me desconcertó descubrir que el lugar en el que me hallaba estaba situado sobre las ramas del árbol. No recordaba cómo había llegado hasta allí. Me agarré la cabeza con ambas manos rebuscando en ella alguna explicación coherente. Pero lo único que encontré fue el recuerdo de mi piso de la gran ciudad rodeada de edificios grises, asfalto y polución. Como un destello en la oscuridad, apareció otro recuerdo. Estaba sentada en mi sofá leyendo un libro. Sí, lo recordé perfectamente. Era un precioso libro ilustrado que trataba sobre una niña que vivía en una casita sobre un árbol. Entonces me quedé perpleja al descubrir que mi cuerpo ya no era el de una mujer sino el de una niña y que mi cabello corto...

El reloj mágico

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  Carta :   Dixit . Dado:  Story cubes . Ania abrió su reloj de bolsillo. Las manecillas habían desaparecido y en el interior de la pequeña tapa pudo ver el firmamento estrellado. Sabía que tan solo tenía que tocar aquella imagen para viajar por el universo. Preparó un hatillo pensando en que al fin tocaría las estrellas con las yemas de los dedos y charlaría con la solitaria y pálida luna que tanto le fascinaba. Pero cuando sonó el móvil, como si despertara de un sueño, Ania cerró y guardó el reloj en el rincón más oscuro del cajón de su escritorio. Nunca más lo volvió a abrir. •¸.•´*¨`*•• ••*`¨*`•.¸• ¡¡¡RETO!!! Con este microrrelato participo en el reto del mes de junio, propuesto por   Lídia Castro Navàs . Estas son las condiciones: Crea un microrrelato o poesía (máx. 100 palabras) inspirándote en la  carta . En tu creación debe aparecer el dado:  un hatillo.