Una isla perfecta

Estoy cansado de que los demás siempre me estén recomendando que siente la cabeza. ¿Qué más les da lo que haga? ¿Por qué tienen que darme sus opiniones? Me gusta mi vida tal y como es. Hago lo que quiero cuando quiero. No tengo que darle explicaciones a nadie. Salgo con mujeres bonitas, pero sin comprometerme con ninguna. Y aunque romper con ellas es algo desagradable, sobre todo porque suelen llorar o incluso insultarme, es soportable porque a cambio preservo mi independencia. Vivo solo en mi apartamento, tengo dinero de sobra por lo que no tengo que trabajar… ¿qué más puedo pedir? Nunca me preocupo por nadie, más que por mí mismo. Soy una isla perfecta. Pero no estaría dandole vueltas a todo esto si no fuera por Marcus, ese niño tan extraño. No sé, siento que me está cambiando la vida de alguna manera que aún no logro entender. Esta tarde llamó al timbre de la puerta de mi casa. Cuando le abrí unos niños le acosaban tirándole caramelos. Tuve que espantar a esos pequeños diablos y...